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Editorial

Algunas consideraciones sobre Tribugá

El golfo de Tribugá es un maravilloso tesoro natural ubi­cado en Nuquí, con características excepcionales para la construcción de un puerto de aguas profundas. Desde hace varias décadas ha sido objeto de estudios, relacionados no solo con sus particularidades, sino también con la economía nacional e internacional.

Y desde hace décadas ha sido objeto de controversia, don­de se despliegan argumentos en pro y en contra de la cons­trucción de un puerto en el Pacífico chocoano.

Chocó 7 días desde su inicio, hace ya más de 23 años, ha sido un fervoroso defensor de esta obra. Consideramos que, si de verdad nos alineamos a favor del desarrollo, en los extensos 621 kilómetros de costa Pacífica chocoana se re­querirá la construcción de varios puertos, incluyendo por lo menos a Bahía Solano, Coredó, Aguacate, Tribugá y uno en el Bajo Baudó. Igual podemos afir­mar sobre la futura construcción de puertos en los 87 km de costa Ca­ribe que posee el Chocó. Entender que los puertos, igual que las vías, los puentes, aeropuertos, interco­nexiones eléctricas y demás obras de infraestructura, son elementos esenciales del engranaje social y económico que posibilitan el mejoramiento de las condiciones de vida de los pueblos.

Pero lo que en casi todo el mundo es evidente e innegable, en el Chocó se convierte en dudoso, cuestionable y proble­mático.

Dicen algunos que el puerto de Tribugá va a destruir “el pulmón del mundo”, a impedir la majestuosa travesía de las ballenas jorobadas desde el Polo sur, a desintegrar a la po­blación de Nuquí.

Con tales disparates se ha buscado condenar al Chocó a permanecer al margen de la evolución y el cambio, a con­vertirnos en mendigos internacionales o “guardabosques” para que las grandes potencias sí puedan acrecentar su apa­rato productivo, así sea a costa de contaminar o destruir enormes áreas del planeta.

Tribugá es un complemento de la vía al mar Ánimas-Nu­quí, la arteria que integra cuatro de las cinco subregiones del Chocó y sienta las bases del desarrollo del Chocó. Tribugá y la vía al mar son proyectos que han estado impulsados esen­cialmente por el pueblo chocoano y algunos dirigentes del Viejo Caldas, donde ha estado ausente el respaldo decidido del gobierno nacional.

Un puerto en Tribugá sería complementario de los puer­tos existentes en Buenaventura y podría construirse bajo la modalidad de “puerto verde” o green port, aportando me­didas de mejora y control de calidad de aire, agua, ruidos y residuos.

Presidentes y ministros han repetido en los últimos veinte años que estos proyectos “no son prioridad” del gobierno nacional. Altos funcionarios han afirmado que “Tribugá no es viable ambientalmente y no tendrá luz verde”.

Por esa razón estos proyectos se paralizan, se archivan o caminan a paso de tortuga. Los últimos cuatro gobiernos han dicho que no invertirán un cen­tavo en el puerto de Tribugá y que dejan esta iniciativa al sector priva­do. Hace más de diez años se creó la Sociedad Promotora Proyecto Ar­químedes S.A., una entidad priva­da-pública débil para un proyecto que tiene un costo superior a los 300 millones de dólares y que viene ajustando estudios y trami­tando la concesión del gobierno nacional, incluyendo una vía férrea, asunto que hasta ahora no se ha dado.

Pensamos que una obra de esta magnitud debe ser pública y que sus utilidades deben ser reinvertidas en la comunidad, no convertirse en fuente de mayor concentración de riqueza y desigualdad.

Los privados interesados en Tribugá cada semestre cam­bian de discurso. Primero dijeron que el proyecto era interés de un consorcio español, luego que de un coreano, y ahora hablan de multinacionales gringas y chinas.

Y es necesario precisar que en el Plan Nacional de Desa­rrollo que se discute en el Congreso no existe un centavo para Tribugá. El artículo 78 del PND versa en general sobre concesiones portuarias y extiende el plazo de las mismas a 80 años.

Y su inclusión en otro acápite del PND es un canto a la bandera porque no tiene asignación presupuestal alguna.

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