Editorial
Otra preocupación
A los graves y antiguos problemas que agobian al Chocó desde hace décadas se suma ahora una nueva e inquietante preocupación. Se trata del anuncio que el Departamento Administrativo Nacional de Estadística, DANE, realizó la semana pasada sobre los datos preliminares del Censo Nacional de Población de Colombia realizado este año.
El mismo DANE había proyectado, en base al censo de población de 2005 y los análisis demográficos, que Colombia tendría a la fecha cincuenta millones de habitantes, pero el censo de 2018 arrojó una cifra de 45.5 millones de habitantes, es decir, 4.5 millones de habitantes menos.
En este escenario, el DANE ha informado hasta ahora y de manera preliminar que el Chocó se clasifica como un departamento expulsor de población y que el censo de 2018 mostró una reducción de población en el Chocó, fenómeno similar a lo ocurrido en Boyacá, Nariño y Valle del Cauca.
En el censo de población del 2005 el Chocó alcanzó la cifra de 454.030 habitantes y se proyectaba que a la fecha tuviera 515 mil habitantes. Por ahora, el DANE sólo ha informado que el Chocó redujo su población, pero no ha dado a conocer la cifra oficial de habitantes a la fecha, para precisar si la reducción de población se refiere a la que tenía en el año 2005 o al número de habitantes proyectados. En cualquier forma se trata de una información preocupante y que va a tener consecuencias negativas para el Chocó.
¿Por qué? Por el hecho de que el Sistema General de Participaciones está basado en el número de habitantes y las transferencias se reducirían a todos los municipios y al departamento.
Esta reducción de población también afectaría al Chocó porque incide en el Sistema General de Regalías y en recursos destinados a mejorar los índices de necesidades básicas insatisfechas, en especial los destinados a salud, servicios públicos, vivienda y saneamiento básico.
También nos afectaría porque incidiría en diversos indicadores por 100 mil habitantes que sirven de soporte para evaluaciones y decisiones. Por ejemplo, si se reduce la población aumentarían indicadores como homicidios, mortalidad, morbilidad, desempleo, etc.
Los informes preliminares del DANE sobre el censo de población 2018 han desatado una crítica generalizada. Han quedado al desnudo graves falencias cometidas por el DANE en este censo, en relación a la metodología utilizada, a los bajos niveles de participación, a fallas en el proceso de verificación, al gran número de personas y áreas no censadas.
Se afirma que este censo estuvo más desfasado en el Chocó, donde existe gran parte de la población dispersa en áreas extensas de muy difícil acceso, como las cabeceras de los ríos.
Algunos mandatarios departamentales, como la gobernadora del Valle, Dilian Francisca Toro, han expresado fuertes críticas al DANE, públicamente han pedido aclaraciones y mayor rigurosidad en el proceso de verificación, antes de la publicación de las cifras de población definitivas.
En el caso del Chocó no se ha escuchado nada al respecto. Se vislumbra una nueva afectación a los intereses del Chocó en este tema de un censo de población disparatado y el silencio es total por parte del gobernador, de los alcaldes, parlamentarios, diputados y concejales. Debemos exigir al director del DANE un informe, explicación, verificación, revisión y corrección antes de que se materialice un nuevo golpe al Chocó.