Los reductores de velocidad “Acción con daño”
Jhon Arley Palacios Moreno
Con la función de persuadir a conductores y pasajeros sobre la imperante necesidad de disminuir la velocidad en determinados tramos de las vías, se construyen e instalan los reductores de velocidad, coloquialmente denominados como “Policías acostados”.
La ubicación de estos reductores de velocidad debe ser restringido, entre otros lugares, a zonas escolares, ubicadas en áreas urbanas con afluencia de menores de edad, la entrada a poblaciones en zonas urbanas o rurales en donde se requiere transitar a bajas velocidades por la presencia permanente de peatones que cruzan la vía o donde estudios serios han registrado altos índices de accidentalidad.
Los reductores deben ser complementarios a la señalización vertical y horizontal, que persiguen como fin único la seguridad vial para peatones y conductores, preservar sus vidas y evitar pérdidas materiales.
A través de especificaciones técnicas,
Delfino Díaz Ruizreglamentarias y obedecer a algunos requerimientos para su implementación que no puede quedar al libre albedrío de quien diseña o interviene en la construcción de vías.
El incumplimiento de los tecnicismos en términos de su adecuada ubicación, altura, distancia, amplitud y señalización constituye una verdadera acción con daño, que transforma estos dispositivos de protección y en general a la red vial en carreras de obstáculos y trampas mortales que a diario suscitan accidentes y heridos en diferentes puntos de la ciudad de Quibdó.
Lo extraño de la situación es que en vías recientemente pavimentadas se construyan reductores anti técnicos, sin señalización, que han sido y serán trampas silenciosas para conductores, pasajeros y comunidad circunvecina.
A diario se deben atender diferentes accidentes generados por dispositivos mal diseñados, mal construidos y carentes de señalización que a la fecha registran varios hechos fatales, un grueso número de heridos y cuantiosas pérdidas materiales por afectaciones a vehículos, viviendas y medios de subsistencia, que parece no importarle a nadie en esta loca localidad de Quibdó.