Editorial
Informal no es criminal
Persiste en la política oficial la equivocada y grave interpretación de que todo lo informal es ilegal y criminal.
Esta disparatada estigmatización señala a los pequeños mineros como “minería ilegal, minería criminal”. La realidad es que el Estado coloca todo tipo de trabas y niega títulos mineros y licencias ambientales a los pequeños mineros, dejándolos en la informalidad, para luego calificarlos como delincuentes y perseguirlos, judicializándolos y destruyendo o incautando sus equipos
Se trata de pequeños mineros informales que no tienen títulos y licencias, pero no de mineros “ilegales” o “criminales”, peligrosos remoquetes que solo pueden colocarse a personas que integren grupos armados contrarios al orden establecido.
Generalizando esa malévola táctica, dichos calificativos podrían endilgarse a la mayor parte de la población chocoana, ya que numerosos estudios, algunos incluso del Banco de la República, concluyen que el Chocó es el departamento con la mayor proporción de población en la informalidad. Mientras a nivel nacional el promedio de informalidad laboral es del 62,32 %, en el Chocó se supera el 80 %.
Informal es todo aquel que no se encuentra afiliado a la seguridad social (salud y pensión), y que coloquialmente se califica como dedicado al rebusque.
Allí cabe el grueso de la población chocoana, vendedores de chontaduro, plátano, pescado o frutas en los andenes o en pequeños triciclos, pequeños comerciantes sin registro mercantil, corteros de madera, pescadores, etc.
Ninguno de ellos tiene permisos o salvoconductos oficiales para ejercer el “rebusque” o Madrededios pero no pueden calificarse como “ilegales”, y menos aún, como “criminales”.
El modelo económico vigente reduce el tamaño del Estado y acrecienta el desempleo y la informalidad, lo que implica menos ingresos para los hogares, baja productividad, poca innovación, reducida recaudación de impuestos o evasión, así como un grado mínimo de aportes a seguridad social, lo que afecta el bienestar general de la sociedad.
También la informalidad, con excepciones, es sinónimo de “empleo basura” o de mala calidad, desprotección laboral, y está asociada a la pobreza y a mayores índices de necesidades básicas insatisfechas, NBI.
Los expertos han demostrado que el mejoramiento de los niveles de educación no implica de manera automática el logro de un empleo decente, enfatizando que eso solo será efectivo si existe una economía que ofrezca la demanda respectiva por dichos trabajadores.
Esto es evidente en el Chocó donde en las últimas décadas ha crecido el número de profesionales en todas las áreas y a su vez se han elevado los índices del desempleo. Hogares donde se sufre carencias de todo tipo, empezando por el hambre, a pesar de tener profesionales con varios títulos universitarios.
Y la crisis social y la informalidad se agravará si se materializa la propuesta del Banco Mundial de eliminar el salario mínimo o implantar un salario mínimo regional acorde al Producto Interno Bruto per Cápita regional.
Esta nefasta propuesta cada día aflora más en las declaraciones de funcionarios de la cúpula del actual gobierno.
El Chocó es un departamento eminentemente informal y por ello no podemos aceptar que sea un departamento de “ilegales” o “criminales”.
No es solo informal el empleo.
También lo son gran parte de las viviendas, los servicios, las vías de comunicación, el transporte, la agricultura, la pesca, la minería, el comercio, lo urbano, lo rural, lo ribereño, lo costero, lo indígena.