Como hacer filantropía en el Chocó y no morir en el intento
Giovanni Agudelo M.
Empecem o s definiendo qué es filantropía:
Nombre femenino. “Tendencia a procurar el bien de las personas de manera desinteresada, incluso a costa del interés propio”. Sinónimo: ‘Altruismo’.
No existe una verdadera cultura filantrópica en nuestro departamento del Chocó.
Lastimosamente quienes pueden hacer ayuda social no tienen ese buen hábito.
Ni la empresa privada, ni las familias con dinero, ni la gente de la clase media, lo hacen, y es que no es solo aquel o aquellos que atesoran ganancias los llamados a ayudar a los demás, cualquier persona puede hacerlo dando de lo que tiene y de lo que no tiene.
Incluso, es más meritoria una ayuda de aquel a quien le hace falta. Hemos logrado hacer muchas campañas filantrópicas en Quibdó, particularmente en el barrio El Reposo, pero es necesario decir que la solidaridad de los quibdoseños ha sido muy poca, por el contrario, personas de afuera que quieren y admiran este departamento y a su gente, son quienes se han sumado a estas obras de manera incondicional.
Se ha donado zapatos a estos niños de estos sectores deprimidos, pero hay algunos habitantes de otros barrios ‘de mejor estrato’ que se atreven a estigmatizarlos y llegar a decir que: “calzar esos jóvenes es un error porque de inmediato bajan de allá del norte a matarnos a los buenos”.
La filantropía abarca mucho, donar dinero, servicios, cosas, poner a disposición de los más vulnerables su profesión, su trabajo, su conocimiento, sin cobrar nada a cambio.
La empresa privada por ley debería ser obligada a solidarizarse con quienes no tienen nada, igual la empresa pública.
Y no hablamos de subsidiar nada, usando una frase de cajón, “no se trata solo de dar el pescado, sino de enseñar a pescar”.
Generar empleo a familias que no lo tienen, adoptar jóvenes talentosos para que puedan estudiar, patrocinando una pensión, hacer Brigadas Médicas como lo hace el doctor Arley Arce, es, entre otras formas, ¡hacer filantropía!
No se trata de dar limosnas, ni mucho menos de mantener vagos, es aportar con tangibles o intangibles a unas personas que lamentablemente no tienen oportunidades.
¡Quien no vive para servir, no sirve para vivir!