CURIOSIDADES DEL CHOCÓ
Con segueta amputaron una pierna
Francisco Moreno Mosquera
Corrían alegres los últimos días de diciembre de 1968 y las gentes del Medio Atrato celebraban la navidad. En la mañana del 25, una señora fue mordida por una serpiente venenosa en el pie izquierdo. A falta de médicos, y con el fin de “matar” el veneno, un curandero de la región le hizo meter el pie en agua demasiado caliente, lo que le produjo graves quemaduras que se infectaron y, días después, le ocasionaron una gangrena que comprometió toda la pierna. Muy grave, la señora fue llevada al puesto de salud de Vigía del Fuerte, donde a duras penas había una enfermera y no se contaba con instrumentales adecuados para atender una situación como esa.
Afortunadamente para la víctima, por esos días se encontraba de paso por Vigía un joven galeno de apellido Ramos. El médico inicialmente pensó en transportarla hasta Quibdó, pero la enorme distancia, la falta de combustible suficiente y, para empeorar, los dos motoristas del pueblo estaban borrachos, hacían imposible llevarla a un hospital. El doctor Ramos se dirigió a la droguería de la localidad, donde lo único que consiguió fue anestesia local, hilo y agujas de sutura. Necesitaba equipo quirúrgico.
El estado de salud de la señora empeoraba. Había que actuar con presteza. Algunos pobladores decidieron ir al aserrío de un pueblo vecino; con el esmeril fabricaron un rústico bisturí y le pidieron prestada al mecánico una segueta que usaba para cortar hierro. Con este primitivo “instrumental”, debidamente esterilizado, el facultativo amputó la pierna de la señora en una operación que duró dos horas. Para contener la sangre de las venas cortadas usó las pinzas para el cabello que tenía la enfermera.
La intervención fue rotundamente exitosa y la noticia se conoció en toda Colombia, causando la admiración de los cirujanos del país, que la calificaron como un prodigio al haberse realizado con instrumentos propios de la edad de piedra en pleno siglo XX.