Aguas y Aguas en el Chocó
James Fonseca Morales
Corporación Vigía Cívica
Tomado de El Diario, http://www.eldiario.com.co
En 2010, Aguas y Aguas asumió la “Gerencia Integral” del proyecto de acueductos del Chocó, era su gerente Irma Noreña y presidente de la junta, el alcalde Israel Londoño. Le adjudicaron el contrato porque ninguna otra empresa tuvo interés en el negocio.
La utilidad económica de la operación, de cuyos riesgos advertimos en aquel tiempo, está por verse, pues Aguas y Aguas habla de desequilibrio económico y “Minvivienda” advierte sobre el cumplimiento.
A 60 días de la fecha de terminación de los trabajos, 19 de enero de 2019, atravesados por las fiestas de fin de año, en Aguas y Aguas suspiran por una prórroga, que necesitaría aprobación de la Agencia Española de Cooperación Internacional. Nadie sabe si la consentirán.
Y, aunque dicen que las obras están casi terminadas, en marzo pasado el Ministerio de Vivienda le reclamó a la empresa pereirana porque: “no se cuenta actualmente con los diseños ajustados de los proyectos de Rio Quito, Nóvita, Medio Baudó e Istmina, por lo que seguramente no se dará cumplimiento al objetivo propuesto en el POA-2017.
El proyecto consta de 75 productos para 3 componentes: intervención social, formación empresarial y obras civiles. Solo en el último, Aguas y Aguas tiene experiencia.
Los resultados en intervención social son tan difíciles como mover una montaña. Se trata de convencer a los vecinos de cada población, donde el agua les cae, literalmente, del cielo, de pagar por la que distribuye el acueducto.
Un objetivo del contrato es la formación de empresas autosostenibles de servicios públicos, en municipios con alta radicalización partidista, donde hay situaciones como: acueductos que, hoy, solo funcionan algunas horas al día o, políticos diciendo a los suscriptores que no paguen el servicio.
Por el atraso en la intervención social, se elaboró un plan de choque, para ejecutar entre septiembre de 2017 y marzo de 2018 y Aguas y Aguas contrató a la “Fundación Amenar”, cuya experiencia en intervenciones de ese tipo es desconocida, para ayudar en su desarrollo.
La “Fundación Amenar” es otra contratista multipropósito, de los que nos hemos ocupado en recientes columnas. En 2017, tuvo un contrato con la gobernación de Risaralda para la recuperación nutricional de menores de 6 años. En 2015 contrató la capacitación, sobre el proceso verbal disciplinario, a la Personería de Pereira y para 2019 aspira a organizar, con aportes de la Secretaria de Cultura de Pereira, un Festival Infantil de Música.
Otros extremos de esta situación los revelaremos en próximas columnas, pero muchos quedan ocultos tras el régimen de derecho privado con el que opera Aguas y Aguas, que impide que sus propietarios, los pereiranos, miremos hacia adentro. ¿Hasta cuando soportaremos que se nos oculte el manejo del patrimonio de la ciudad?