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Legalizar la radio en el Chocó, pero no para los pulpos

Giovanni Agudelo Mancera

Si bien es cierto que muchas emisoras en el Chocó funcionan de forma ‘ilegal’ en cuanto al uso del espectro electromagnético, también es cierto que, si se abre una licitación, en ella no deben participar los Char, los Ardila Lülle, los Santo Domingo, ni tampoco algún periodista que les haga el ‘mandao’.

 

Quienes deben licitar son los mismos que han colonizado la audiencia, que le han invertido tiempo y dinero, y sobretodo, que han mantenido prendidas sus emisoras, pese a que el Ministerio de Tecnologías de la Información y Comunicaciones amenaza siempre con silenciarlas del todo.


David Luna, ministro de esa cartera, salió con ‘un chorro de babas’ en su gestión, muchas veces lo abordamos en Bogotá para comentarle la posibilidad de solucionar el tema de las emisoras en el Chocó, pero hizo caso omiso.


Es algo que al gobierno central no le importa, como no le importa nada de nuestro departamento.


Quienes manejan la radio hoy en el Chocó deben exigirle al gobierno que respete su trayectoria, que la legalice, pero que no la expropie.


La radio en el Chocó es muy importante, la gente la escucha desde temprano y se informa con ella, tiene muchas alternativas y es la preferida por encima de la prensa escrita, la televisión y la internet, pero, y viene una crítica constructiva, debe mejorar sus contenidos, no todo puede ser titulares y política, debe haber desarrollo, seguimiento y análisis de la noticia. Los informativos no los pueden seguir haciendo dos personas en cabina, debe haber reporteros y producción de campo. Y tampoco se debe retransmitir emisoras del interior, eso es perder nuestra esencia.

 

Ahora bien, el comercio debe pautar en ellas, para que sus emisiones sean de calidad, pero ojo, eso no puede hacerles perder su independencia.
Uno de los problemas que devela nuestra radio en algunas emisoras, es el exceso de ‘política’, cómo se cobran y se pagan favores, cómo se pasa factura, cómo se esgrime venganza, o cómo se juzga, condena y hasta se criminaliza.


Los periodistas no somos jueces de nadie, solo debemos buscar la parte y la contraparte, poner en la mesa los hechos concretos y que el oyente saque conclusiones.


Después de los informativos de la mañana, la radio no puede quedar a merced de ‘solo música’, hay que generar espacios con programas de investigación, de historia, de deporte, de cultura, de opinión, pero no se pueden limitar a ‘rellenar’, igual fin de semana y los festivos.


Nuestro departamento es de tradición oral, eso no se puede perder.


Hay que seguir transmitiendo nuestro pasado, presente y futuro, pero de manera clara, responsable y ajustada a la realidad, para que esos archivos sean mañana la base de nuestra historia.


Necesitamos en el Chocó una radio legalizada, en poder de la academia, la cultura, la experiencia y la juventud, lejana a los grandes imperios económicos, independiente a la pauta y de contenidos propios, dirigida por los que saben y por los que enseñan. ¡Al aire!

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