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Un liderazgo indeclinable

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Javier Álvarez V.

Escuché una entrevista a la educadora Ofelia Ballesteros de Gómez por la emisora Litoral Stéreo. Sus declaraciones son enternecedoras, no dejó sus expresiones maternales,ni el deber tuitivo para quienes eran sus alumnos.


No conocí a la educadora Ofelia Ballesteros de Gómez por ser colega de mi madre, sino por otras circunstancias. Y fue a mí llegada a Ciudad Mutis, en 2001, cuando nos dimos los primeros saludos cordiales y de profundo aprecio al saber que ya se desempeñaba como maestra -de las antiguas-, en la Escuela Luis López de Mesa, donde impartió enseñanza a muchas generaciones.


Creería que en este espacio no podría reconocer a quienes de uno u otro modo han contribuido al desarrollo cultural, histórico, educativo o económico del municipio de Bahía Solano. Y, en verdad, si no menciono alguno o algunos de ellas, me disculpo por anticipado. No obstante, las líneas que escribo a continuación, indefectiblemente estarán dirigidas para tributarle un merecido reconocimiento a la educadora Ofelia Ballesteros de Gómez (1934- 2019)

 

En la entrevista que concedió la profesora Ofelia Ballesteros de Gómez (rip), se pudo constatar que su llegada a Bahía Solano obedeció a sus quebrantos de salud para dejar a su añorado Juradó, dónde nació y creció; circunstancia ante la cual no podía soslayar la acción generosa del entonces Secretario de Educación del Chocó, ante quien solicitó su traslado para ser ubicada definitivamente en la escuela Luis López de Mesa, en la que tuvo escasos alumnos en el grado quinto de primaria.


Una sutil paradoja pudo haber en las acciones de la profesora, aunque no deliberada. Nada más justificable que la búsqueda que ella misma hizo para su bienestar y el mejoramiento de su calidad de vida, sin pensar que, de Juradó se iba por desdeños o mezquindades: pues en Bahía Solano también compartía las cotidianidades con muchos de sus paisanos juradoseños que, antes o después de ella encontraron espacios para desarrollarse con competencias y potencialidades en el pueblo que la acogió con cariño y consideración: Ciudad Mutis.


Los pueblos perviven por la memoria que ellos mismos escriben, construyen o transmiten a través de la oralidad; otros, también corren el riesgo de desaparecer por no conservarla. Y es aquí donde el punto de inflexión da valores a las comunidades del Pacífico, especialmente a las de Bahía Solano y Juradó para que reconozcamos que el liderazgo que asumió Ofelia fue indeclinable, y sin el cual, el Festival de la Bahía que se celebra en Bahía Solano, no nos hubiera mostrado ante el Chocó o Colombia como expresión viva y folclórica, culturalmente expresiva.


En la entrevista, la profesora Ofelia me hace llegar a una conclusión: la grandeza de Bahía Solano se la debemos a ella. Nos hizo grandes para no quedarnos con “el enano que todos llevamos por dentro”, como escribió Pâr Lagerkvist, Nobel de Literatura.


Hizo fundar el colegio Luis López de Mesa, sin que los pretextos de quien no lo querían, la conformaran; y, aunque quedó con la visión reducida, pudo constatar que dejó una sociedad plagada por la enfermedad de la ceguera, en cuya “blancura infinita los métodos primitivos” permiten que el colegio se desplome, sin que el mundo tenga ojos ante el caos, como lo enseñó Saramago en el Ensayo sobre la ceguera.

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