El Chocó de cara a las elecciones de octubre
Jesús A. Serna Lloreda
Comienza a tejerse la telaraña politiquera en el Chocó y aparecen oscuros intereses personales en los candidatos a gobernación y las treintas alcaldías.
En forma taciturna y silenciosa los grupos y partidos mueven sus fichas y recorren el departamento para conquistar la voluntad del pueblo, aun con falsas promesas, engaños y sobornos.
Muchos se ufanan de tener cautivo un gran número de electores fanáticos, aun sin recibir ningún favor de esos que consideran sus jefes, sin entender que el fanatismo es una enfermedad y una locura perniciosa.
Hay en el fondo del alma de los fanáticos una inexplicable perversidad de sentimientos que instintivamente los empuja al crimen.
Muchos fanáticos a un partido o a un político, consideran a su jefe como un Dios, y en algunos casos se exponen a dar la vida por ellos.
El incumplimiento de los pactos realizados con los grupos y partidos hoy tiene colmado de enojo al pueblo, porque una vez consignado el voto y se llega al poder se enroscan con sus amigos y familiares a gastarse la plata del pueblo.
No se puede olvidar el castigo dado a la clase política el 11 de marzo de 2018 cuando creían que tenían cautivo los votos del pueblo, y fueron castigados en forma ridícula y vergonzosa.
Este giro político es el inicio y una voz de alerta que el pueblo le está dando a la mal llamada clase dirigente; el pueblo no soporta más la burla de parte de quienes han manejado el poder, sin tener en cuenta que la política es de servicio recíproco, es decir, yo te doy y tu me das (toma y dame).
Los aspirantes a las elecciones de octubre no la tendrán fácil porque el pueblo ha perdido la confianza en sus dirigentes por la indiferencia y el maltrato de los que ostentan el poder.
El pueblo se cansó de ser engañado y humillado, y lo que se dio el 11 de marzo pasado puede repetirse el 27 de octubre próximo.
El Chocó ya tiene una conciencia clara de quienes lo han robado y lo han dejado en la miseria.
El pueblo se prepara para dar la segunda derrota a los que han incumplido los pactos y a los que han estado en el cargo y no le han servido al pueblo.
El 27 de octubre camina a paso agigantado, fecha esta que muchos se embarcarán en el bongo del triunfo, mientras que otros les traerá tristeza cuando les toque morder el amargo pastel de la derrota.
El pueblo está expectante en conocer con quién y cómo van a hacer los posibles acuerdos, que en el reparto burocrático sea equitativo y justo para los compromisarios, sin oscuras ventajas ni zancadillas de parte del ejecutivo.