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Bocadillos de Prensa

Destruyen complejo cocalero

La W, mayo 10/18

Las autoridades destruyeron un complejo cocalero que produ­cía cerca de 3,5 toneladas de dro­ga mensualmente en el Chocó.

En una operación de la Arma­da Nacional fue ubicado en el corregimiento de Betecito, en el municipio de Unguía, una es­tructura con cuatro talleres arte­sanales, seis bodegas de acopio y un campamento para 12 per­sonas. En el sitio había 900 ga­lones de gasolina, 720 de ACPM, así como insumos lí­quidos y sólidos para el proce­samiento de la droga. Igual­mente, se hallaron 500 gramos de pasta base de coca.

Ley de Víctimas se vence en 3 años y el Bajo Atrato nada que retorna

El Tiempo, mayo 10/18

En Chocó Caribe, cinco comunidades étnicas reclamantes de tie­rras se sienten abandonadas por el Esta­do.

De nada han servido hasta ahora las medidas cautelares dictadas por un Juez de Restitución de Tierras entre 2016 y 2017, para proteger a tres consejos co­munitarios afrodescendientes y dos res­guardos indígenas.

A la conclusión se llega tras el último seguimiento de las medidas dictadas pa­ra el Consejo Comunitario de los ríos La Larga y Tumaradó (Cocolatú), el de la cuenca del río Tolo y la zona costera sur (Cocomasur) y el de Pedeguita y Maci­lla (Cocopema), así como a los resguar­dos indígenas de Chidima Tolo y Pes­caito y Uradá-Jiguamiandó.

Entre los incumplimientos está la or­den de “brindar de manera urgente aten­ción humanitaria y alimentaria a adul­tos, niños, niñas y adolescentes”, en Co­comasur y Chidima Tolo y Pescaito, a pesar de que esta orden tenía plazo de un mes.

Alertan posible destierro en Pogue

El País, mayo 15/18

El grupo regional de Memoria Histó­rica de la Universidad Icesi y el Centro Nacional de Memoria Histórica alerta­ron este martes del inminente riesgo de un nuevo destierro de la comunidad Po­gue en el municipio de Bojayá, Chocó.

En un comunicado dirigido a la Di­rección de Víctimas de Quibdó, a la Unidad de Víctimas, a la Defensoría del Pueblo y a las entidades pertinentes, aseguran que “los últimos eventos vio­lentos ocurridos en la comunidad tienen a las familias con temor a denunciar los hechos y en preparación para su despla­zamiento a comunidades cercanas don­de se garantice su supervivencia”.

La misiva también solicita la presen­cia de las y los funcionarios respectivos para atender la emergencia y explica que la comunidad recibió una amenaza de destierro por parte de grupos ilegales que están alterando el control de los te­rritorios, por lo que tienen imposibilita­da la comunicación y la movilización.

“Esta situación es problemática por­que atenta contra los derechos humanos territoriales y colectivos de las comuni­dades negras y pueblos indígenas del Medio Atrato”, aseguran.

Cabe recordar que en el año 2002 la comunidad de Bojayá sufrió una de las más terribles masacres del conflicto ar­mado colombiano.

Ese día guerrilleros de las Farc duran­te un enfrentamiento con las AUC, lan­zaron un cilindro-bomba que impactó la iglesia de Bellavista, cabecera munici­pal, donde se refugiaba la comunidad.

Esta acción terminó con la vida de aproximadamente 79 personas, dejó al­rededor de 100 lesionados y causó el desplazamiento de 1.744 familias. Del fatídico suceso el 70% de las víctimas eran descendientes de Pogue-Bojayá.

La joven que sonríe donde ‘el diablo dejó sus chanclas’

El Tiempo, mayo 15/18

El diablo dejó sus chanclas en Villa España, un barrio en el norte de Quibdó. O por lo menos así lo dijo un taxista pa­ra explicar que para esos lados no va. “Es muy peligroso, nos cobran vacuna y uno no sabe si sale vivo”, aseguró el conductor.

Es allí donde vive Sindy Paola Mos­quera.

Tiene una tristeza que la embarga: su mejor amiga y vecina, de 16 años, inten­tó suicidarse la noche anterior; estaba deprimida, se sentía sola.

Esa es una de las tantas preocupacio­nes de esta joven negra de 19 años. Por­que además de estar encargada del ne­gocio familiar donde ofrece unas pocas cosas, debe también cuidar a sus tres hermanos pequeños.

Ella ha logrado hacer cosas a pesar de esas barreras; por ejemplo, por su forta­leza y capacidad de iniciativa y lideraz­go fue presidenta del Banco Colpatria por un día, allá en Bogotá. Un cargo simbólico y un reconocimiento que le dio la fundación Plan, a la que está vin­culada en diferentes iniciativas sociales desde que era una niña.

Actualmente hay 177 niños, niñas y adolescentes en proceso administrativo de restablecimiento de sus derechos por haber sido víctimas de violencia sexual; y el 83 por ciento de esos casos corres­ponden a niñas.

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