Editorial
Abrazo navideño
Cuando nuestros lectores reciban esta edición, próxima a concluir este año, es nuestro íntimo deseo que reine en el seno de todos los hogares chocoanos y en el corazón de cada uno de sus habitantes, una luz de esperanza y de paz.
Estos días, los de la Navidad, son épocas consagradas en el calendario cristiano y en general en el mundo occidental, a la reconciliación social y a la gratificación espiritual. Son días propicios para el perdón, para el arrepentimiento -si a ello hubiere lugar- y para la formulación de propósitos renovadores hacia el futuro pleno de intenciones bondadosas.
Ojalá y el discurrir del tiempo siempre fuera igual. La convivencia humana sería distinta, menos conflictiva, más razonable.
En todo caso, cualesquiera que sea el criterio, la posición o el credo religioso que se profese, estos oasis de paz, le sirven al género al que pertenecemos para hacer un alto ante el desenfreno irracional que propicia el exterminio de la raza humana, para no mencionar la política suicida -económica y social- que condiciona una vivencia miserable en un planeta próvido potencialmente para todos los que lo pueblan.
El Chocó obtuvo en el año 2018 varios triunfos en la consolidación de su jurisdicción sobre Belén de Bajirá: se hizo el amojonamiento de límites con Antioquia y se lograron dos fallos favorables en el Consejo de Estado. También se expidieron decretos sobre comisiones intersectorial y de seguimiento a los acuerdos firmados en los paros cívicos de 2016 y 2017.
En la elección presidencial de este año por primera vez en su historia el Chocó mostró un asomo de inconformidad política al votar en contra del candidato que respaldaban todos los grupos tradicionales.
Algo similar se presentó con la votación del Chocó en la consulta anticorrupción.
Este año, 2018, también expuso la inconformidad de varios municipios por sus paupérrimas condiciones de vida y los engaños oficiales recibidos. Es el caso de Unguía, Bojayá, Riosucio, Medio San Juan, Unión Panamericana.
Los indígenas chocoanos insistieron en sus justos reclamos, bloquearon vías y viajaron a protestar a Bogotá.
Ojalá y lo que nos depare el futuro sea mejor que lo que hemos transitado con amargura por el desempleo generalizado, los homicidios, inseguridad, robos, extorsiones, el tránsito doloroso de migrantes por el Darién, el crecimiento de los cultivos de coca, etc.
A pesar de las duras circunstancias, de una coyuntura especialmente difícil para la gran mayoría de nuestras gentes, que afrontan una Navidad sin sueldos, sin empleo, sin oportunidades, con zozobra y desesperanzados, al pueblo del Chocó le damos un abrazo y le deseamos un mejor y venturoso año nuevo, a falta de felicidad en navidades.
A propósito. Si en algo hemos insistido en esta columna, es en la necesidad de que el pueblo chocoano se percate de que solo dándose en conciencia buenos gobernantes y voceros, es posible superar el cordón que nos ata al atraso. Que en las elecciones de 2019 se enmienden los errores y se edifique futuro.
Conscientes por ello de que ahora no podemos esperar felicidades en esta navidad para todos, si insistamos en procurar para más adelante un venturoso porvenir en el futuro.