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Es sor­p r e n ­dente por no decir in­verosímil que los vo­tantes estén confundien­do la falta de gestión y presencia de los políticos con este argumento: “Como no ha­cen nada por nosotros y solo vienen cada cuatro años, enton­ces mi voto vale cincuenta mil pesos y el paquete o el combo, senado y cámara, cien mil”.

 

Dios mío, el ciudadano tiene todo el derecho a reclamarle a sus líderes políticos por la falta de gestión y presencia en sus co­munidades, pero que exijan cin­cuenta o cien pesos para votar, es un error gravísimo.

Este proceder les quita todo el derecho a exigir, ya que solicitar una contraprestación por el vo­to, exime a los candidatos de cualquier corporación de elec­ción popular de cumplirles la solución de sus necesidades bá­sicas insatisfechas

El circulo vicioso consiste en que la comunidad cuando pide plata por su voto se está negan­do su derecho a reclamar, la misma comunidad le da razones al político para no cumplirles: “Yo pagué, por lo tanto no tengo por qué cumplir compromisos”.

Hoy es casi imposible que una persona de escasos recursos pueda ser elegido, mas allá de que sea una persona bien forma­da. Lo que importa es su che­quera, adiós programas y pro­yectos. Ha llegado a tal punto la exigencia de la compraventa del voto, que ya existen comunida­des que te dicen: “No se desgas­te candidato con discursos, que lo único que requerimos es que traiga la plata para el día electo­ral”. Y, a renglón seguido te di­cen: “No se preocupe por su di­nero, que nosotros para evitar que un votante cobre dos veces los lideres nos filtramos las lis­tas de votantes de cada partido”.

En otras palabras lo que im­porta no es el voto, es el dinero.

Lo mas grave de todo este proceso electoral es que los cho­coanos no hemos entendido que debemos votar por los candida­tos nuestros, lo que importa es quién es el que más ofrece, se­guimos votando por candidatos foráneos. ¿Dónde está el sentido de pertenencia; vamos a cam­biar nuestra identidad por cien mil pesos?

Amig@, usted tiene la opor­tunidad de cambiar el rumbo del Chocó, no venda su voto. Re­cuerde, en sus manos está el ar­ma más poderosa de la demo­cracia, su cédula.

No le de oportunidad a quie­nes han jugado con su futuro, el de su familia y el desarrollo de nuestro departamento; usted decide, ¡vote en conciencia!

Las comunidades están cayendo en un círculo vicioso

Rufino Córdoba Mosquera
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