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Transcurría la última semana de noviembre del año 1922, en una época en que los pueblos del Chocó no conocían de crí­menes frecuentes, como desafortuna­damente sucede en la actualidad. Por aquellos días era al­calde de Condoto un antioqueño de apellido Ocampo, quien se había ra­dicado en el lugar varios años atrás, atraído primero por las riquezas na­turales del municipio y cautivado después por el calor humano de sus habitantes. Era Condoto un pueblo apacible y tranquilo, gran emporio minero, privilegiado por la naturale­za que lo dotó de un inmenso cau­dal platinífero en las entrañas de su suelo.

Según un informe noticioso publi­cado por el periódico El Tiempo, el 2 de diciembre de ese año sucedió que un humilde campesino se acercó al alcalde para preguntarle si, por ca­sualidad, sabía del paradero de un su­jeto que le debía un dinero. El señor Ocampo montó en cólera y le increpó con voz amenazante: “¿Y por qué ra­zón vienes a preguntármelo a mí?”.

Según los testimonios de quienes presenciaron el hecho, sin mediar más palabras el alcalde sacó su re­vólver y disparó sobre el campesino, dejándolo muerto en el acto. ¡Los presentes, desacostumbrados a este tipo de acontecimientos, salieron co­rriendo despavoridos gritando “Lo mató!, lo mató!”, traumatizados y sin entender la criminal reacción de la primera autoridad del municipio, que supuestamente debía dar ejemplo de tolerancia y respeto por la vida de sus gobernados.

 

Se desconoce qué suerte corrió el alcalde asesino.

Alcalde asesino en Condoto

Francisco Moreno Mosquera

CURIOSIDADES DEL CHOCÓ

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