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Es triste y v e r g o n ­zoso ver hoy como los par­tidos políticos en el Chocó han perdido su poder y li­derazgo y la capacidad de convencer al pueblo, como lo hacían los grandes oradores del pasado, que sí eran dignos de credibilidad por parte de los electores.

En momentos de efervescencia y ardor político como los actua­les, se recorrían el departamento en todos sus puntos cardinales y eran bien recibidos y aclamados por las comunidades, y lo única que usaban para convencer al pueblo era la oratoria.

Se disputaban el poder de tri­buna a tribuna, tratando de con­quistar el mayor número de adep­tos, con el mayor respeto.

En ellos sí existía la ética y la moral, que era lo que siempre los caracterizaba. En su diario trasegar político por los más re­cónditos lugares de la geografía chocoana no encontraban ningún obstáculo que les impidiera su accionar proselitista.

En sus manifestaciones eran admirados por la fluidez verbal y ese enriquecedor lenguaje que usaban con la cual adornaban su oratoria. Su lema era: ‘Servir al pueblo con responsabilidad y se­riedad’.

Cuando ejercían algún cargo público, lo hacían con honestidad y ninguno de ellos era acusado, investigado o encarcelado por sustracción del erario público. Trabajaban toda la vida y morían pobres, porque en ellos no existía la danza de los millones, como hoy para la compra y soborno de conciencia.

Hoy los partidos se han con­vertido en una colcha de retazos. Cada familia trata de crear un partido y esto los lleva a grandes enfrentamientos; cuando alguien no le sigue sus oscuras ambi­ciones, acuden a armas innobles como las ofensas, la amenaza y el odio de unos contra otros, com­prometiendo de esta manera los sentimientos nobles del pueblo.

El Chocó en estos momentos navega en un mar de incertidum­bre porque muchos de los que se apellidan dueños de la política en el Chocó, y ante el rosario de as­pirantes al Senado, no pudieron unificar criterios para sacar uno o dos senadores, independiente­mente de partidos políticos; esto porque todos quieren ser cabeza de ratón cuando no son siquiera cola de león.

Por esta falta de unidad y com­prensión de los partidos y de su clase dirigente, el pueblo tendrá que castigarlos en las urnas por ser tan egoístas y no pensar que el Chocó merece y necesita tener una representación en la Cámara Alta, donde primó más el interés personal que el colectivo.

Crisis de los partidos políticos en el Chocó

Jesús Arnelio Serna
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