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En lo que hace relación al sistema de salud, están de acuerdo. En los oscuros hechos de Odebrecht, están untados. En el torcido de Navelena, los dos callan. En el negocio de Isagen, el acuerdo es tácito. En las concesiones incomprensibles hechas al sistema financiero, se sonríen entre sí. En el mantenimiento de la desigualdad social, son cómplices. Así las cosas ¿no le parece un acto de majadería creer que Santos y Uribe son enemigos?
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Señora Colombia, si su marido la levanta cada período de tiempo a puñetazos y a patadas, tenga la absoluta certeza de que lo seguirá haciendo y no dejará un solo instante de martirizarla. Él no va a cambiar. Así le prometa que va a cambiar, no le crea. No lo hará. La única solución es alejarse de ese tipo, pedir protección y asumir su independencia. Lo mismo pasa con los partidos políticos tradicionales, la van a engañar señora Colombia. Siempre ha sido así y siempre será así. No importa que le hagan llegar ramos de rosas o serenatas, la van a engañar. No les crea.
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¿No les parece extraño que un mercado como el narcotráfico, el cual mueve 40 mil millones de dólares al año en los EE.UU, no presente un solo banquero vinculado a investigaciones fiscales en ese país?. Por otra parte, ¿alguien puede creer que los inescrupulosos banqueros dejarían de probar un buen bocado de tan apetitoso manjar?
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La prueba que buscaba la fiscal Bemsouda y que el Fiscal General se negó a entregarle, es la que establece el modo en que, desde Palacio, fueron planeados y ordenados los actos de terrorismo de Estado denominados ‘Falsos positivos’.