Ha sido recibida con total desagrado y descontento, tanto en la población de Istmina como en el Departamento, la actitud o ALCALDADA del Señor Arbey Antonio Pino Mosquera, burgomaestre de esa población, quien en forma silenciosa y sospechosa dejó sin participación a empresas que tradicionalmente han hecho presencia en esas festividades y que con sus continuas contribuciones han ayudado a engrandecer ese festejo, que es de todos.
Señor alcalde, las fiestas de la Virgen de las Mercedes no son unas fiestas en recinto cerrado ni son las fiestas de su casa. Únicamente así podría usted impedir que entren las personas que no son de su agrado; pero en una celebración popular que son para regocijo de la comunidad y que se hacen a campo abierto, usted no puede prohibir que hagan presencia quienes no son de su gusto.
Estamos seguros que Monseñor Orlando Antonio Corrales García y demás miembros de la Diócesis de Istmina, quienes son las máximas autoridades de este festejo, no fueron informados, como tampoco el Presidente y demás miembros de la Junta de las Fiestas a quienes simplemente se le hizo saber la decisión tomada por usted a espaldas de un pueblo que vivió ahora las fiestas más lánguidas de su historia, sólo por el beneficio de una marca, y un funcionario que deja con ésto muy en duda su moralidad administrativa, porque se hincó ante el empuje devastador de no se sabe qué poderosas fuerzas oscuras. Esta ALCALDADA, señor Arbey Antonio, debe causarle vergüenza.
Las celebraciones se engrandecen en la medida en que se permita la libre participación de quienes deseen hacerlo, y esto debe ser sin restricciones, ya sea con apoyo económico, chirimías, comparsas, degustaciones etc. Dentro de las posibilidades de cada quien. Un festival abierto y para todos es un festival grande; una fiesta con limitaciones es una fiesta que tiende a desaparecer.
Ningún Alcalde debe permitir que el apoyo de una entidad, persona o empresa, lleve supeditada la prohibición mezquina de que otras no puedan participar pues un festejo patronal es el jolgorio de toda una comunidad que se vuelca a mostrar su alegría ante todos y con todos los que deseen hacer presencia; no únicamente debe ser para quienes aportan dinero: bienvenido quien se hace presente con un disfraz, quien llegue con una chirimía, igualmente bienvenido quien aparezca con una comparsa, degustaciones, repartiendo regalos, camisetas etc, y bienvenido así mismo debe ser quien sólo aporta su persona. Una fiesta multitudinaria es una ventana publicitaria para el mundo y esto al final, hace conocer la región, atrae al inversionista y el progreso viene con la afluencia de personas provenientes de todas las latitudes. Entonces, Señor Arbey Antonio, alcalde de Istmina, déjese de ALCALDADAS, Y PROHIBIDAS LAS PROHIBICIONES. Esto empequeñece la celebración y sume al pueblo en el olvido. Usted está allí para engrandecer las fiestas, no para acabarlas.
A la mente más desprevenida saltan ahora las siguientes preguntas:
¿Porque en esta oportunidad, como siempre, no invitaron a las otras empresas a participar?
¿Porque hubo un silencio absoluto al respecto?
Cabe pensar... ¿qué extraña fuerza de cuya tentación no pudo sustraerse el alcalde Arbey Antonio, llenó su mente... o su bolsillo?
¡QUÉ ALCALDADA, Arbey Antonio, que ALCALDADA!
Quedó usted en entredicho ante un pueblo que lo eligió confiando en su sano discernimiento, amor a su fiesta, equilibrio y ecuanimidad.
Para su conocimiento, las marcas que usted excluyó, Aguardiente Antioqueño y Brandy Domeq son empresas que cancelan puntualmente, y hasta la última botella, el Impuesto al Consumo (IMPOCONSUMO). Esto indica, - es una Ley de la República- que puede comercializarse libremente en todo el territorio del Chocó y nadie puede impedir, por muy alcalde todopoderoso que se crea, su libre comercialización sin incurrir en el delito de abuso de autoridad aunque, como ocurrió, la tienda donde se prohíbe su venta se encuentre dentro del barrio festejado. No se puede obligar a que una persona consuma el licor que no le apetece pues estamos
en un mercado de libre competencia y de plena libertad de licores, siempre y cuando éstos hayan cancelado el respectivo impuesto departamental.
Señor Arbey Antonio, no empequeñezca las fiestas por sórdidos motivos; enaltézcalas. Menos empresas participando la hace más pequeña aunque, posiblemente con algunas alforjas mas llenas.
Entonces bienvenidos todos los patrocinadores, compañías, entidades, etc; sólo así veremos festejos patronales grandes en nuestro departamento como nos lo muestra el Carnaval de Barranquilla, el 11 de Noviembre en Cartagena, Carnaval de Blancos y Negros en Pasto, Festival Vallenato, etc donde proliferan ampliamente todas las entidades que desean participar y todo dentro de la más cívica, sana y leal competencia en beneficio de las fiestas.
No se deje influir por quienes supeditan su participación con el mezquino argumento de la ausencia de los demás. Los administradores de la empresa que así actúan no han sabido honrar esta marca chocoana, pues siempre han mostrado una rara afición al golpe bajo y la competencia desleal, acto este último que es un delito penalizado por la legislación colombiana.
Señor alcalde Arbey Antonio Pino Mosquera, DÉJESE DE ALCALDADAS, no propicie estos actos al margen de la ley pues, repetimos, la competencia desleal está tipificada en nuestro Código Penal, estamos en un mercado de libre competencia y con estas actuaciones de su parte está usted pisando las puertas del delito.
Espere usted las denuncias por los perjuicios económicos causados al impedir la libre comercialización de los productos de la Fábrica de Licores de Antioquia y Brandy Domeq en unas fiestas patronales que son de todos, para todos, y al aire libre.
Señor Alcalde, que las Fiestas de Las Mercedes sean unas fiestas de puertas abiertas donde tengan cabida todos los que deseen vincularse, sin obstáculo alguno y sin prohibiciones.
Abra el corazón a su pueblo y cierre el morral.