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El Chocó de Ayer

De la edición 3043 del periódico ABC (Agosto 14 de 1935)

Una irregularidad

Juradó, julio 29 de 1935

Señor director de ABC

Para conocimiento de usted y de las autoridades superiores, me permito infor­marle la situación calamitosa en que se encuentra la comisión de cedulación de la costa del Pacífico, despachada por el señor Alcalde Provincial de Atrato, el 9 de mayo del presente año. Después de siete días por pésimos caminos y fuertes lluvias, llegamos a Nuquí, y en catorce días de labor, pudimos cedular doscien­tos y pico de personas sin que se anulara una cédula. El 30 mismo, partimos pa­ra el corregimiento del Valle y Jella, acompañados por el señor alcalde y dos agentes de policía, con una permanencia de veintiún días, cuyo costo de trans­porte de la comisión fue de ochenta pesos.

El 30 de junio nos despacho el señor Alcalde Provincial para el corregimiento del Chachajo (municipio de Baudó) y dos horas después de haber llegado al lu­gar de nuestro destino, llegó el fotógrafo que había sido enviado por el señor Alcalde de Pizarro, subiendo éste a la parte de arriba y la comisión que venía con él se quedó en la parte de abajo y nosotros en el medio. En seguida, el señor dac­tiloscopista, comunicó al señor Alcalde, en vista del rechazo que nos hicieron los vecinos de ese municipio, por creer arbitraria la cedulación de ellos, para que le autenticara a las cédulas el Jurado electoral de Nuquí, porque les ocasionaría un gran perjuicio al electorado del San Juan y a ellos porque no podrían votar en Nuquí por la distancia en que se encontraban. Después de haber cedulado 33 personas, a los diez días regresamos a Nuquí, y el 14 del presente fuimos notifi­cados para que nos trasladáramos al municipio de Juradó.

Como el señor alcalde de Nuquí nos dio como para viáticos del mes y medio, la suma de 7,50 a cada uno siendo tres los de la comisión, para de ellos comer y pagar transporte de carga, ya esta partida se nos agotó y nos encontramos pasan­do trabajo porque no tenemos ni para transporte ni para nuestra alimentación, gracias a los vecinos que nos han socorrido. Creo, señor Director, que esto sea una injusticia cometida con la comisión, porque sabemos que el gobierno ha vo­tado partida para viáticos. Si se ofreciera salir para el corregimiento de Cupica, estamos varados. Sería también una injusticia, como lo acostumbran las autori­dades de esta costa, que por medio de la ley hacen trabajar un pobre hombre sin que a este individuo se le reconozca el valor de su viaje. Pues nuestra dignidad no nos permite esto y bueno sería señor Director que usted tomara carta en el asunto. Soy de usted atento y S.S.

Guillermo A. Sucre.

Desde Juradó

Por E. Palacios M.

Juradó carece de camino. Dentro de la intendencia, si destacamos este muni­cipio, no hay otro que carezca de un camino de protección, más o menos trazado, pues el de Domingodó y Salaquí que conducen al viajero a esta capital marítima son menos que trochas intransitables, medio abiertas por los primitivos indíge­nas por sobre empinadas montañas y en el corazón de la selva, donde el cami­nante ha vertido lágrimas de cansancio y de gritos de desesperación.

De Juradó se llega en tres días a Panamá, mientras que para ir a cualquier pue­blo del Chocó se gasta una semana. Por eso el costeño juradoseño prefiere llevar su arroz y demás productos a la vecina República donde los vende por oro ame­ricano, lo que equivale, dada la baja alarmante del peso colombiano, a ganar el cincuenta por ciento comparados al precio de venta en Colombia y en Panamá.

Bueno fuera si solo ganancias obtuvieran nuestros pequeños cultivadores; ellos poco a poco van formándose mal concepto de Colombia, el cual, estimula­do por cuanto en todo sentido les ofrece la ciudad de Balboa, terminan naciona­lizándose allá. Ahora bien, no podemos exigir a estas gentes que recurran en surtir con sus productos (cocos, arroz, plátanos, etc.) los mercados de Buenaven­tura o del Atrato, porque enfrascados como viven, les es imposible cumplir o aceptar insinuaciones al respecto.

La mejor solución es la de unir a Juradó con el río Atrato, ampliando el estero de Curiche y el camino del Barrial y dar al servicio permanente entre los pueblos de la provincia del Pacífico y el puerto de Buenaventura un motovelero de bue­nas capacidades para la conducción de cuanto por acá se produzca; hecho esto vendrá la colonización, el apego a la tierra y el abaratamiento de la vida, así se mejoraría la precaria situación de los habitantes de esta costa.

E. Palacios M.

Juradó, julio 19 de 1935

De la edición 3044 del periódico ABC (Agosto 16 de 1935)

Se posesionó el nuevo fiscal del juzgado superior

Quibdó, agosto 14 de 1935

Señor director de ABC

Estimado señor amigo:

Me es muy grato comunicarle que en la fecha he asumido las funciones de fis­cal del juzgado superior de esta intendencia, desde donde sabré atender las insi­nuaciones de la prensa local siempre que ellas se orienten hacia la tranquilidad y bienestar de la sociedad. Del señor director, muy atentamente,

Hermenegildo Bonilla Gómez

(Agradecemos la anterior comunicación y reiteramos nuestros votos por éxito del doctor Bonilla Gómez en sus funciones).

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