El Chocó está expectante sobre cuál será el trato y participación que recibirá del nuevo gobierno de Colombia, teniendo en cuenta que nuestro departamento ha sido y seguirá siendo el más golpeado por los grupos al margen de la ley y requiere de mayor atención del Estado.

El Chocó es y ha sido el más abandonado y desprotegido del país. Es aquí donde se registra el mayor número de atracos, secuestros, extorsiones, violaciones y muertes de líderes comunales. Ante estos hechos el Chocó se siente inerme y considerado un muerto sin doliente entregado a los violentos.

 

Caso que preocupa a los chocoanos es la triste situación que viven los municipios fronterizos de Acandí y Juradó, que hoy son presa fácil de los grupos ilegales por la no presencia del Estado; cuando debieran ser los más protegidos de Colombia por su posición geoestratégica, siendo el único departamento de Colombia y del mundo bañado por dos mares.

Desafortunadamente los gobiernos no han sabido valorar lo que para Colombia y el mundo significan estos dos municipios fronterizos y hermanos.

 

El gobierno nacional ya debiera haber colocado una base militar en Acandí y así evitar el éxodo masivo de emigrantes ilegales y del narcotráfico.

 

Con la transición de los gobiernos entrante y saliente, Colombia y el Chocó se colman de optimismo y esperanza que el nuevo mandatario cumpla lo que dijo en su discurso después del triunfo obtenido en la segunda vuelta. Él dijo ayerque en su corazón no existía odio, rencor o venganza contra nadie y que como presidente su gobierno era para toda Colombia.

 

Quiera Dios que estas palabras no se conviertan en letra muerta y que hoy que la democracia colombiana que encarnó en el la responsabilidad de regir los destinos del país, sea una sorpresa para el pueblo y que no tenga que recibir órdenes e imposición de los que buscan desestabilizar al país con sus indiferencias y tradiciones ideológicas que siempre han estado en contra del proceso de paz.

 

Con estas palabras se puede creer que el presidente hará un gobierno participativo sin que tenga que ser víctima de imposiciones por personas que traten de interferir en la buena marcha del país.

 

En este orden de ideas el Chocó le pide y clama al nuevo presidente que gire un poco su espejo retrovisor y centre su mirada en el cuido y protección de estos dos municipios hermanos que para Colombia y el mundo son los más importantes por ser el punto de unión entre dos mundos.

 

El presidente debe saber que él hoy no es el presidente de una familia, grupo o partido político; él es el presidente de un país democrático, libre y soberano que debe partir la historia política y administrativa de Colombia en dos (antes de él y con él), y que los cambios y modificaciones que introduzca en su programa de gobierno sirva para mejorar y no para destruir lo ya establecido y aprobado jurídicamente por la ley.

 

Colombia y el Chocó piden a Dios que ilumine y ablanden los corazones de los negociadores de paz para que estos sean cordiales y fraternales.

 

¿Cómo le ira al Chocó con el nuevo gobierno?