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Editorial

En torno a los recursos naturales

Es permanente en el Chocó el debate sobre el aprovecha­miento de los recursos naturales, estrechamente ligado a te­mas medulares como la soberanía nacional y el desarrollo. ¿Deben explotarse los recursos naturales o se deben dejar intactos, bajo el argumento de “conservación de la biodi­versidad”? ¿Se utilizan los recursos naturales para fortale­cer la economía regional y nacional y para elevar las condi­ciones de vida del pueblo o se entregan por unas monedas a la voracidad de las monopolios extranjeros?

Existen fundamentalistas que se oponen a ultranza a todo tipo de aprovechamiento de los recursos naturales en el Chocó. Según estos falsos predicadores, –unos empotrados cómodamente en el Ministerio de Ambiente y otros en al­gunas ONGs o entidades financiadas desde Estados Unidos y Europa–, en el Chocó no debe existir extracción de metales pre­ciosos, ni empleo de la madera, ni beneficio pesquero porque “se destruye el pulmón del mundo”.

 

Y se oponen a la agricultura y ganadería en el Chocó, a la cons­trucción de vías, puertos, líneas de interconexión eléctrica y toda obra de infraestructura. A lo sumo acep­tan el turismo ecológico o la incor­poración a los pequeñísimos nichos o mercados verdes, in­tentando embellecer la agonizante minería con batea o el corte de madera con serrucho de mano. Según estos dog­máticos irracionales el Chocó debe quedar sumido en lo artesanal, lo ancestral; no debe tener maquinaria moderna, nada de ciencia.

Los fariseos del seudoambientalismo sermonean que las gentes del Chocó deben subsistir de manera exclusiva co­mo guardabosques, como limosneros de la “cooperación internacional” o como “vendedores de oxígeno”.

La aceptación de esta ortodoxia farisea condenaría al Chocó al atraso perenne, continuaríamos en la miseria dur­miendo y muriendo sobre los extraordinarios tesoros natu­rales de la región. Es necesario entender que el deterioro de la naturaleza tiene raíces en el despiadado modelo econó­mico, social y político vigente y no es producto de los ade­lantos de la técnica.

¿Ahora, para quién debe ser el aprovechamiento de los recursos naturales? Durante el período colonial los recursos naturales del Chocó solo sirvieron para engordar la buro­crática camarilla monárquica española y a sus intermedia­rios, los esclavistas payaneses. En el siglo XX la compañía norteamericana Chocó Pacífico, con la bendición de la oli­garquía colombiana, saqueó sin control alguno los metales preciosos del San Juan, logró multimillonarias ganancias a cambio de unos pocos salarios de hambre y solo dejó cha­tarra, deudas y cascotes de piedra en las orillas.

Hoy en día se percibe el asedio de multinacionales en to­dos los rincones del Chocó. La Mu­riel Mining Corporation ya clavó sus garras sobre los yacimientos de co­bre, molibdeno y oro en Carmen de Darién. La Anglo Gold Ashanti ya obtuvo medio centenar de títulos mi­neros en las zonas medias y altas de los ríos Atrato y San Juan. Para ini­ciar sus actividades, solo espera que el gobierno le “limpie” el territorio de indeseables pequeños mineros. Más de una decena de otros monopolios extranjeros están de cacería en el Chocó, tramitando o negociando títulos o sonsacando a líderes de consejos comunitarios.

En Bahía Solano la Rem Prima, del billonario Frank Giustra, intentó el saqueo de maderas preciosas.

Los recursos naturales del Chocó deben explotarse de manera racional para fortalecer la economía regional y na­cional, para elevar las condiciones de vida del pueblo, y no para aumentar las ganancias de las multinacionales. El ca­mino del contubernio con el capital extranjero, del testafe­rrato de intereses antinacionales, solo dejará depredación y más miseria. Soberanía, defensa de la producción nacional y atención a las necesidades de la población, es la ruta co­rrecta.

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