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Acreditación de calidad para la UTCH

Carlos William Cuesta V.

El reto más grande que tiene el rector de la UTCH, el ingeniero Da­vid Mosquera Valencia, con­siste en lograr la acreditación de calidad para la universidad y los programas aca­démicos, proyecto en el cual debe concentrar todas sus potenciales energías.

Para ello debe tener en cuenta lo siguiente: todas las políticas públi­cas en el país deben ser coherentes con la nueva normatividad, los convenios y declaratorias interna­cionales en materia de exigencias para la protección de las minorías étnicas, con un enfoque diferencial para el goce efectivo de derechos y acciones afirmativas.

En este orden de ideas es menes­ter tener en cuenta a la ley 21 de 1991, por medio del cual se ratifico el convenio 169 de la OIT, la ley 70 de 1993, la ley 22 de 1981 por me­dio del cual se aprueba la “discri­minación racial”, adoptada por la asamblea general de las Naciones Unidas de 1966, y la declaratoria de la acción afirmativa del decenio para apoyar los pueblos afros por parte de la ONU.

Todo este compendio de normas, convenios y declaraciones obede­cen a las acciones afirmativas en­caminadas en la defensa del pueblo afro e indígena en un país caracte­rizado por una recurrente discrimi­nación racial, considerado como uno de los países mas excluyentes socialmente del planeta.

 

Tanto el Consejo Nacional de Acreditación (CNA), cuya función principal consiste en aprobar las acreditaciones de calidad de las universidades, y el Departamento Nacional de Planeación (DNP), utilizan parámetros generales en sus diferentes evaluaciones, sin te­ner en cuenta criterios técnicos re­conocidos y aceptados por organis­mos internacionales; en tanto que el atraso económico, social y políti­co mantenido sistemáticamente por el Estado colombiano es es­tructural.

No se puede catalogar y medir con el mismo rasero con los están­dares nacionales a instituciones pertenecientes a una sociedad con un alto porcentaje correspondiente al pueblo afro e indígena.

Produce hilaridad ver los escala­fones publicados en los medios y editados por el DNP, en los cuales aparece el departamento del Chocó siempre en el último lugar.

Lógico, es un error conceptual, el departamento no registra, pues ha­ce falta construir unos indicadores especiales para este tipo de pueblo en condiciones marcadas por la desigualdad histórica.

Para el inquieto abogado Enrique Valencia, defensor jurídico del Chocó, allí tiene la oportunidad de presentar tutelas ante la Corte Constitucional, para resolver defi­nitivamente esta serie de iniquida­des e incongruencias.

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