La muerte programada por algunas EPS
Ninoska Salamandra M.
Resulta aterradora e indignante la deshumanización e indolencia en que han caído algunas, sino la mayoría de la EPS que brindan el servicio a la salud en el departamento del Chocó, siendo Coomeva una de las abanderadas en estas acciones, llegando al extremo de retrasar sistemáticamente el envío de los pacientes remitidos a la distintas ciudades del país indudablemente a la espera que estos fallezcan.
Es el caso del señor Yuberth de Jesús Ledezma Lozano, quien fue enviado de Istmina con un problema neurológico el 18 de abril al Hospital San Francisco de Asís y viendo la gravedad de su enfermedad el 19 del mismo mes se le dio remisión a Medellín.
Pero a pesar de todas las gestiones jurídicas adelantadas por sus familiares a la fecha no habido forma posible de lograr su traslado a cualquiera de las ciudades del país para lograr la debida atención médica especializada.
Se evidencia claramente que no han querido autorizar su envío esperando seguramente su deceso, que es lo que va a ocurrir ante tantas negativas, aduciendo que no hay cama (casi dos meses).
Se negaron a hacer del pago del adelanto económico que exigía la Corporación Nuestra Señora del Rosario de ciudad de Cali para su admisión en esta entidad.
Como ciudadana y madre que en algún momento pudiera estar en situaciones como estas invito a las familia afectadas con la violación de sus derechos fundamentales como es la salud (han sido más de un poco) a adjuntar las pruebas pertinente para que en caso que sucedan situaciones adversas demanden jurídicamente a estas Entidades que teniendo esta misión tan delicada como es velar por la salud de sus afiliados se niegan a cumplirla.
Y que lo hagan con profesionales serios del Derecho de la localidad o del interior del país para así acabar con tanta maña e irrespeto con la vida especialmente de las personas más vulnerables.
Es innegable la falta de responsabilidad y el deterioro humanitario en que han caído algunas EPS a quienes no les interesa en lo más mínimo el dolor ajeno.
Lo peor es que no hay quien les haga cumplir con sus obligaciones dado que estas continúan incurriendo en desacatos ordenados por la ley. No hay seguimientos ni quien ponga orden a todo este desorden institucional.
Pareciese que hubiera confabulación administrativa a todo nivel con el área de la salud, tal como sucede con otras entidades locales.
Este fenómeno es más marcado cuando se trata de personas desconocidas y se percibe que son de escasos recursos económicos los ponen a llevar del bulto.
Si revisamos esta situación no es nueva a nivel nacional inclusive, pero lo indignante es que estos casos suceden reiteradamente con una frecuencia insospechada terminando con la vida de innumerables personas y todo queda y sigue normalmente, nadie responde por nada.