Editorial
Concurramos a las urnas
El próximo domingo, 17 de junio, estamos los chocoanos frente al deber ineludible, una vez más, de concurrir a las urnas para elegir el nuevo presidente de la república para el período 2018-2022.
Los electores chocoanos no deben obrar con inconsciencia o movidos por los afanes electoreros que imponen determinadas tendencias, interesadas en mantener sus privilegios y canonjías burocráticas.
Mucho menos deben permitir que su derecho a elegir sea feriado en medio de la irresponsabilidad y el folclor.
En esta nueva coyuntura que nos ofrece la democracia, es necesario ejercitar la inteligencia para que no se diluya de nuevo la opción de seleccionar el presidente que necesita Colombia y, desde luego, el Chocó.
No deben existir afanes electorales, repetimos, porque los detentadores del poder central, sin excepción, cualquiera que haya sido su filiación política o su tendencia ideológica, han coincidido en el diseño de una nación excluyente, en donde no ha existido cabida para el Chocó.
En la misma medida en que crece y se distribuye la prosperidad nacional, disminuyen las posibilidades de un ghetto llamado Chocó.
La clase política chocoana, de espaldas a esta realidad, recorre presurosa nuestra geografía inculcando a los electores la conveniencia del continuismo.
Es la misma que ha realizado el aprovechamiento sistemático del erario público en beneficio particular y que ha demostrado hasta la saciedad su incapacidad de gestión, que ha generado el aumento de la pobreza, el desempleo, la corrupción y el desgreño en la administración pública local.
En esta campaña presidencial se viene convocando a los electores chocoanos para que concurran a las urnas, pero no se conoce –creemos que no existe – una propuesta clara y creíble llamada a definir el futuro local y regional.
Votemos por convicción, en libertad, sin coacción alguna. Votemos bien y sin afanes, ya sea por el candidato A, ya sea por el candidato B, ya sea por el voto en blanco, porque esta política de ahora, que ronda las toldas de las campañas del continuismo las vemos sin grandeza y de espaldas a las expectativas de desarrollo que clama el Chocó.