Los niños son víctimas, nunca victimarios
Giovanni Agudelo Mancera
Si por Medellín llueve por nuestro departamento no escampa, luego del caso del niño que fue c a p t u r ado por doble homicidio en esa ciudad y que tiene un extenso prontuario en crímenes, pues es necesario reflexionar sobre la situación de nuestros jóvenes en el Chocó, especialmente en los barrios deprimidos de Quibdó.
Quienes hacemos obra social en esos sitios hemos podido observar como los grupos delincuenciales cautivan a jóvenes para que vacunen, extorsionen o ajusten cuentas aprovechando que por su edad son inimputables.
Les prometen dinero fácil, sacarlos de la pobreza, les venden la idea que el estudio no es importante y que el crimen si paga.
En el país no existe una política pública que prevenga esta clase de reclutamiento, que evite que los niños sean utilizados por las bandas criminales y luego queremos juzgarlos, condenarlos, subirles penas, estigmatizarlos o crucificarlos.
Si los niños tienen estudio, deporte, actividades culturales y lúdicas garantizadas, difícilmente caerán en manos de esos hampones. Lo importante es que, a nivel de alcaldía y gobernación, incluso desde el gobierno central, se diseñe una estrategia seria, que le permita a la infancia estar ocupada e inmersa en el deporte y el conocimiento.
No podemos esperar que en esas condiciones de olvido y de abandono los niños sean ciudadanos de bien, mucho menos cuando organizaciones al margen de la ley les respiran en la nuca para que se vuelvan delincuentes. Ellos, nos referimos a los infantes, pensando en un mejor futuro para sus familias, le venden el alma al diablo y terminan peor de lo que están, y sus padres, deben soportar verlos en cárceles, hospitales, cementerios, o desaparecidos.
No pensemos que esto ocurre solo en Medellín o en Cali, acá en Quibdó, en los barrios del norte, también pasa, y más grave aún, pero eso ya no es noticia.
¿Niños o delincuentes?, esa es la pregunta que hacía una emisora en estos días y la respuesta de todos los que llamaron fue ¡niños!, pero ¿dónde está nuestra responsabilidad como sociedad para que eso sea verdad?
Las autoridades, los gobernantes, y nosotros como adultos, no cumplimos con el mandato de la Constitución. ¡El bienestar de los niños prevalece sobre el de los adultos!
¡Los niños son víctimas, nunca victimarios!