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¿Qué dejó el taller ‘Construyendo País’ en el Chocó?

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Marco Aurelio Guío Ledezma

Por algunos momentos miré en televi­sión el taller ‘Construyendo País’, pero cam­bié de canal al oír el estado lastime­ro y mendigante de muchos de los participantes pi­diendo migajas y reivindicando situaciones de orden personal, que no aportan nada al desarrollo del Chocó.

No hemos aprendido que este es un espacio para plantear con serie­dad la grave problemática y las po­sibles soluciones que demanda la región. No hay una institución que pueda liderar la elaboración de do­cumento resumen de máximo 10 páginas que recoja lo estratégico del Chocó, que luego sea socializa­do con todos los actores regionales, de manera que de forma unificada nos presentemos al alto gobierno.

Solo oímos “lambetazos y adula­ciones” cuando todavía no hay compromisos palpables con el Chocó. El presupuesto de 2019 fue aprobado sin que existe nada nue­vo para el Chocó. Se dice que está desfinanciado en 14 billones y no entiendo como los parlamentarios lo aprobaron sin la mínima certeza en las rentas de ingresos.

Es una chambonada que solo ocurre en nuestro país y por eso es que la mayoría de los entes territo­riales replican esta conducta, in­flando gastos para después decir que no hay ingresos o aplicar la ley del “machete”.

El desarrollo del Chocó que nos beneficie lo hacemos nosotros, los demás buscan su propio interés. La mayoría del territorio esta conce­sionado a grandes multinacionales mineras, en las cuales hay partici­pación de los poderosos de este país. Los chocoanos no sabemos para dónde ir, estamos habitando el territorio más rico y estratégico del país, pero tenemos los habitantes más pobres de América, nos com­paran solo con Haití.

En los últimos 8 años se han in­vertido por regalías más de un bi­llón de pesos y los invito a que me muestren un proyecto de impacto regional que apunte al desarrollo del Chocó, seguimos con los peo­res índices en educación, salud, agua potable y saneamiento básica y un desempleo galopante, es decir esa plata está perdida.

La vicepresidenta nos enrostró la grave problemática de la corrup­ción que campea en la región y na­die se dio por aludido. Es como pensar que la institución más co­rrupta de Colombia aprueba leyes para combatirla. Estamos de nuevo en la “patria boba” o somos pende­jos para que nos sigan tomado del pelo

Me estoy volviendo viejo y no veo un cambio de actitud en nues­tro pueblo. Por eso la suerte del Chocó está como la noche de tor­menta y lluvia, sin que se avizore una luz al final del túnel.

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