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Miles de indígenas confinados por
combates entre el ELN y el Clan del Golfo

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La situación más grave se ha presen­tado en el municipio de Carmen de Da­rién, en las cuencas de los ríos Jigua­miandó y Domingodó, donde se reportó el fallecimiento de varios niños por su imposibilidad de buscar atención médi­ca.

“En el rio Jiguamiandó siete niños, tres en Alto Guayabal, dos en Vidoquera y dos en la comunidad indígena de Ura­dá”, dijo Argemiro Bailarín, líder indí­gena del Alto Guayabal.

“A mediodía falleció en la comunidad de Urada Afro, no lo alcanzaron llevar a hospital de Mutatá y como no hay pre­sencia de la brigada de salud en ese res­guardo pues seguirán falleciendo”, dice Bailarín.

“Tienen paludismo, están desnutri­dos, y se necesita que ingrese la misión médica y las ayudas humanitarias de la Unidad de Víctimas”, dijo Modesto Serna, asesor de Paz de la Gobernación de Chocó.

Otro flagelo que sufren las comunida­des es el reclutamiento forzado de niños a las filas de las Autodefensas Gaitanis­tas y el ELN.

“Se pudo verificar doce menores vin­culados en lo corrido de este año, una cifra similar habría sido vinculada al conflicto por parte de los grupos arma­dos ilegales”, indica Luis Murillo Ro­bledo, defensor del Pueblo del Chocó. “Además hay una situación muy grave de instalación de trampas explosivas”.

 

El coordinador de la mesa de diálogo de los pueblos indígenas de Chocó, Hel­fer Andrade Casamá, denunció que los menores de edad están muriendo por un brote de malaria, sin que puedan ser sa­cados de la zona por los enfrentamien­tos.

En las últimas horas la Unidad de Víctimas del Chocó logró ingresar al municipio de Bojayá 34 toneladas de ayudas para ser distribuidas en las co­munidades afro e indígenas.

“En Carmen del Darién hay una situa­ción muy grave, los combates son soste­nidos y prolongados. La comunidad no alcanzó a trasladar a un bebé de 8 meses que estaba enfermo, debido al confina­miento murió”.

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