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La construcción irresponsable en el Chocó

Hobner Javier Rentería Arcos

No podemos olvidar que Colombia se encuentra ubicada en una de las zonas sísmicas más activas de la tierra (AIS) y después de haber visto en las noticias los daños causados por el terremoto de 7.1 grados en la escala de Richter en México, el colapso de las edificaciones Space en Medellín, en el Barrio Bellavista de Buenaventura, Blas de Lezo II en Cartagena y hablando de los barrios Palenque y San Vicente de Quibdó, se revive la pregunta de cuáles son las probabilidades que en el Chocó exista un terremoto similar y si estamos preparados para afrontarlo.


La zona de alta actividad sísmica de la que hace parte Colombia, es denominada “anillo circumpacífico” o “cinturón de fuego del Pacífico”, en donde han ocurrido los peores terremotos, como el de Japón, Chile o Ecuador.


Este lecho del océano Pacífico descansa sobre varias placas tectónicas que están en fricción, por lo que la tensión que acumulan puede llegar a liberar terremotos en los países que hacen parte del cinturón, dentro de los que se encuentra Colombia. El Choco está ubicado en la zona de sismicidad, donde para mitigar los riesgos es menester apoyarnos en las normas que regulan este sector como lo es el Reglamento Colombiano de Construcción Sismo Resistente para edificaciones NSR-10.


Todo esto nos lleva a preguntar sobre cuál es el papel de la alcaldía de Quibdó en la regulación y vigilancia en el sector de la construcción, sobre si es necesario la creación de una curaduría urbana y sobre si existe una sociedad de ingenieros comprometida y que emita conceptos respecto a la problemática en el sector de la construcción en el Chocó.


En Quibdó, las viviendas y edificaciones no son diseñados y ejecutados por profesionales del área, sino por los propietarios junto con un maestro u oficial de obra que trabaja empíricamente.


Sin embargo, esto no es culpa de la comunidad chocoana, la culpa es la falta de uso de normativas y la falta de programas de sensibilización a la comunidad que no ha sido educada en el tema.


Esto es una práctica aprendida, generalizada y heredada de nuestra comunidad, que ha pasado desapercibida por el gobierno local y por tanto no ha sido regulada ni sensibilizada con campañas o programas formativos.


Si la ciudadanía no es educada pensamos que no debe ser juzgada, pero otro factor que incide en esta problemática va de la mano de algunos profesionales inescrupulosos que influyen para que los propietarios de construcciones dejen sus proyectos bajo su responsabilidad sin tener los estudios necesarios para ejecutar las obras, situaciones como oficiales y maestros de obra haciéndose pasar por ingenieros, arquitectos por Ingenieros, o ingenieros por arquitectos, y en ninguno de los casos dichos profesionales poseen conocimientos en cálculo y diseño estructural.


¿Sabía usted qué previo a la construcción de edificaciones se requiere un análisis estructural que permita definir y soportar?


En todos los casos el damnificado final es el cliente, quien termina recibiendo una obra por fuera de las normas mínimas de diseño, con materiales de baja calidad, muy por fuera de los costos reales, y en consecuencia una infraestructura inestable colocando en riesgo a la población local.


Pongo en consideración a las alcaldías, sociedades de ingenieros y arquitectos, y comunidad en general - ¿Qué estamos haciendo en materia de construcción?

 

Necesitamos en nuestro departamento más sensibilización, responsabilidad y vigilancia, para que ante un eventual movimiento sísmico tengamos una baja probabilidad de colapso de nuestras edificaciones y por ende se proteja el patrimonio adquirido con tanto esfuerzo por nuestras familias.

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