El desarrollo del Chocó sigue siendo incierto
Salomón García Córdoba
Colombia es el séptimo de los países más desiguales del planeta; casi una tercera parte de nuestra población vive con menos de lo absolutamente necesario para tener unas condiciones básicas para vivir, cuando el 18 % no tiene lo suficiente para comer, comparados con Bogotá cuyo índice de pobreza monetaria es del 11 %.
Se cree que con limosnas se paga la deuda social que todos tenemos con nuestros compatriotas víctimas de tragedias.
Este problema es una muestra clarísima de lo que significan los niveles actuales de pobreza y los vergonzosos índices de concentración de ingresos y riqueza en Colombia.
A pesar de que el índice de pobreza se redujo en un 3 %, el Chocó sigue liderando el ranking de los departamentos más pobres; en su orden le siguen: Guajira con 52.5 % y Cauca con 50.7 %.
El ingreso per cápita del Chocó fue en 2016 de $ 293.004, frente al nivel nacional donde el promedio de ese ingreso fue de $ 624.796.
Pero esa pobreza no se va a acabar con los auxilios que cada dos o tres meses llegan a las madres que hacen parte de los programas: familias en acción y madres cabeza de familia.
Antes por el contrario, esto crea más conformismo y despreocupación por mejorar la calidad de vida de esa población dependiente de esas migajas que envía el Gobierno.
Con el agravante de que muchas de esas madres que reciben las ayudas, en lugar de comprar comida y los elementos que necesitan los niños para ir a la escuela, se dedican a jugar cartas y, peor aun, cuando es el marido que está expectante para arrebatarle a la compañera la platica para también jugársela o bebérsela.
Y que tal si es cierta la información de que el salario mínimo mensual dependerá del producto interno bruto (PIB) de los departamentos.
Ese si será el acabose para las regiones como la nuestra, que no producen lo mínimo para el desarrollo regional.
Las expectativas del desarrollo socioeconómico del Chocó a futuro no son promisorias, puesto que no se ve el liderazgo en la administración departamental en propiciar programas ni proyectos para generar empleo, como lo plantea en su Plan de Desarrollo.