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Con el asesinato de Temístocles Machado se da ini­cio a la eliminación física y sistemática de los líderes de los paros cívicos en Buenaventura y el Chocó.

 

No es casualidad que con Urabá, sean las únicas regiones del país en donde la protesta popular sigue siendo masiva y firme.

La bandera de Colombia no alcanza a arropar toda la extensión del país.

El régimen, en su amplia faceta de co­rrupción, saquea los recursos corres­pondientes a los negros, a los indios, a los marginados y a los que desprecia.

 

Pero cuando estos se organizan y luchan, el régimen les firma lo que sea, incluso abraza y besa sus mejillas y sus axilas sudorosas, pero cuando las fechas fijadas para cumplir lo pac­tado estrangulan el calendario, la res­puesta del régimen es el asesinato y el exterminio.

 

Con la exactitud de una ecuación matemática, los crímenes de líderes populares se incrementan mientras más cerca se encuentre la fecha para cumplir lo pactado.

El silencio cómplice de los partidos políticos y la alegría descarada de las agrupaciones que reclaman el retorno a la guerra, enseñan su grotesco rostro.

 

El cadáver de Temístocles Macha­do es solo el comienzo de una res­puesta habitual del régimen a aque­llos que osaron cuestionar el poder.

 

Una sola cosa les pido a los amigos que participaron y lideraron los paros cívicos: CUÍDENSE.

 

Cuídense mucho, la orden de ma­tarlos está en ejecución.

Crímenes de líderes populares

Mario Serrato Valdés
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