El Colombiano de dic. 21 de 2017 informa que “Antioquia es el tercer departamento con mayor número de intoxicados con licor adulterado en el país con 13 pacientes. Lo superan Chocó, con 31 pacientes, y Bogotá, con 19. En 2016 Antioquia estuvo en el sexto lugar, con 7 reportes. El primer lugar ese año lo ocupó Atlántico, con 20 casos, seguido de Bogotá, con 17; Chocó, con 14”.
Lo que oculta es que Chocó posee manos población: 510.000 habitantes. Antioquia tiene más de seis millones de habitantes y Bogotá más de 8 millones. Osea que en el Chocó el problema es 31 veces mayor que en Antioquia y en Bogotá.
La falta de control al expendio de licores en el departamento, y la permisividad a su distribución, en cabeza de la gobernación del Chocó y las autoridades municipales, es un indicativo fuerte de la problemática de salud pública, de su ineficiencia y bajo nivel de responsabilidad.
La proliferación de tiendas de barrio sin permisos y registros sanitarios, la entrada de mercancías sin revisión de autoridad alguna prueba la manera tan fácil como llegan productos de baja calidad y sin control a su calidad, peso, medida, composición y registros sanitarios, no solo de licores, sino productos farmacéuticos, perecederos y otros, los cuales sin procedencia definida, se ofrecen a la población por personas inescrupulosas con la mentalidad que “en el Chocó todo se vende”.
Esta es una muestra más de la manera como afrontamos en el departamento el manejo de la salud pública, del nivel de responsabilidad de los funcionarios y de la absoluta informalidad que nos rige en todas las áreas.
El ingreso indiscriminado de toda clase de mercancías, su expendio libre sin revisión ni control se convierten en factores determinantes que perjudican la salud pública y nos invita a encarar esta problemática con determinación y prontitud. Como el determinante principal para expender un producto en el Chocó ha sido el precio, entre más bajos más se venden, la calidad de lo recibido muchas veces deja que desear y se permite consumir productos de baja calidad que no generan a largo plazo bienestar, sino deterioro en su salud.
Una adecuada política pública en salud exige que las autoridades sanitarias y fuerza pública se integren para ejercer control a los productos que se expenden al público, en el centro y en los barrios de los municipios con el fin de asegurar la calidad de los productos que se nos expenden para defender a una población vulnerable que se encuentra a merced de inescrupulosos.
Exige además formalizar las actividades relacionadas con el expendio y distribución de mercancías con el fin no solo de asegurarnos una excelente calidad en los productos recibidos, sino además de garantizar bajos costos futuros en la salud pública del pueblo chocoano.