Uno de los valores fundamentales en el Estado social de Derecho es la libertad de expresión, que juega un papel muy importante en la formación de una opinión pública libre, la cual a su vez es esencial en el desarrollo socio-cultural de los pueblos, a través del lenguaje.

Sin embargo, esta ha sido interferida por los regímenes totalitarios y por los medios de comunicación monopólicos que manipulan y tergiversan la información para favorecer ciertos intereses.

En el Departamento del Chocó, en muchas ocasiones, dicha manipulación conlleva a prácticas periodísticas que violan en forma protuberante el código de ética de tan noble profesión, causando un grave daño moral a personas en particular y a la comunidad en general.

Las prácticas antiéticas aludidas se pueden sintetizar en los siguientes puntos:

1. Falta de precisión en la información que se propaga. Esto es producto de investigaciones superfluas, de fuentes poco confiables, de la ausencia de verificación de las distintas versiones o la distorsión de los hechos en aras de defender intereses mezquinos y torticeros.

2. Se confunde el comentario con la noticia, ya que se difunden versiones que no han sido confirmadas por las personas o instituciones autorizadas, acorde con el sector donde se producen los acontecimientos, lo cual crea confusión en la comunidad, actitud que no se acompasa con la esencia del periodismo, que es informar y no desinformar.

3. El periodismo se ejerce incumpliendo el deber de ser imparcial y veraz, pues la calificación de las actuaciones de los personajes públicos, en buenas o malas, no obedece a indicadores objetivos, sino que depende del grado de simpatía o animadversión o de la contraprestación que se reciba de los protagonistas de los acaecimientos.

4. Ausencia de responsabilidad. El artículo 20 de la Constitución Nacional indica que la prensa es libre pero responsable. Desafortunadamente en nuestro departamento se inobserva este precepto legal, ya que en muchos casos, en los procesos de obtención, producción y emisión de la información no predomina el principio de veracidad, con el fin de garantizar los derechos fundamentales de las personas que se pueden ver afectadas con la divulgación de la información. Estas acciones no merman en absoluto el derecho de los medios a informar libremente, pero sí deben hacerlo dentro de los límites del bien común y del respeto de los derechos de las personas

Con el ejercicio ético del periodismo se establece un compromiso con la sociedad, y en especial con el principal destinatario de la información: el ciudadano. La sociedad, recíprocamente, ofrece su credibilidad y confianza hacia el trabajo del buen periodista.

5. Indiferencia frente a los problemas sociales. Una de las principales funciones del periodismo es la de luchar contra la injusticia, por lo tanto el periodista no puede asumir una posición pasiva, en torno a los males que aquejan a la sociedad, porque se convierte en cómplice de estas situaciones.

​