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El Chocó de Ayer

De la edición 3074 del periódico ABC (Octubre 19 de 1935)


Una espontánea carta a Arriaga Andrade desde Unguía
Ignoramos hasta el momento que estas líneas escribimos si usted aceptará o no tan honrosa designación que pone de relieve sus magníficas virtudes como gobernante, sus grandes dotes de talento y lo mucho que vale y pesa su persona en la vida de nuestra República; pero al felicitar a usted por este ofrecimiento nos permitirnos rogarle de manera encarecida, que no nos deje su programa iniciado en buena hora para esta Intendencia, que siga con pasos gigantescos como hasta ahora, que esta tierra que tiene como honor haberlo visto nacer, tenga como honor el que usted siga al frente de suyo, ya que su ausencia definitiva del gobierno seccional entorpecería de manera notoria el desenvolvimiento de nuestro progreso; que ese su desvelado y desinteresado afán por servir al Chocó no tenga su triste fin al alejarse usted de la Intendencia.
No dejamos de comprender que el cargo que se le ofrece es una mayor prueba de confianza que el gobierno nacional hace a usted, pero tomándonos la libertad de analizar las cosas, vemos también, que ello trae consigo su perjuicio para el Chocó.
Nosotros que en la vida chocoana nunca habíamos sabido lo que significaban las leyes sociales, hemos visto desfilar en medio de nuestros pueblos esos derechos, lo que antes era una región en bancarrota va surgiendo ahora, merced a la inteligente moralización y organización de las rentas. Todo esto nos hace pensar que volverán los momentos amargos de otros días si las riendas de la cosa pública chocoana son abandonadas por usted.
Los valiosos momentos como su persona, la inteligente colaboración de los doctores Echeverry Ferrer como secretario de hacienda y Gerardo García Gómez como secretario de gobierno, no debieran desaparecer tan rápidamente.
En cambio, si usted se empeña en ausentarse, si para desgracia del Chocó ha de llegar el día en que usted y sus secretarios entreguen a otras manos lo que para ustedes ha sido sagrado, rogámosle no olvidar las brisas chocoanas que le arrullaron cariñosamente cuando todavía era un niño, no olvidar que estas mismas brisas le llevarán nuestro cariño y nuestros fervientes deseos por un pronto retorno.
Cuando todo eso suceda, entonces sabremos todos los chocoanos lo mucho que perdimos y que no supimos valorar; entonces nos daremos cuenta de lo que ha sido su gobierno, pero ya será tarde, ya la organización de la instrucción pública chocoana se irá de bruces y volveremos a vivir los días de otros años que ojalá nunca volvieran.
Somos de usted muy atentos servidores.
Juan A. Murgueitio, Aníbal Urango C., Antonio Peña, Rubén A. Herrera C., Salomón Aguilar, Felipe B. Córdoba, Juan F. Gallo M., Horacio Duque G., Luis E. Quejada, Ricardo Valencia, Juan de la C. Velásquez M., Abigail Rodríguez, Sergio Palencia, Sacramento Rentería, Ángel Murgueitio, José Abad Beltrán, Santos Manjares, Roque Padilla, Aníbal Ángel, Pedrito Pineda, Alejandro González, Donación Bello, Manuel Puerta B., Vicente Golipa, Julio Arias, Enrique Moreno P., Juan Álvarez, Héctor Bello, Julio Beleño, Manuel Muñoz, Manuel Ortega, Casimiro Prado V., Víctor Moya, Sixto Arroyo, Tomás Ropería, Federico Blanquiset, Pablo Puente, Fidel Gómez, José del C. Escobar B., Atencio Perea, Pedro F. Gamboa, Baifonan Rosario, Luciano González, José A. Bejarano, Norberto Rojas.


De la edición 3075 del periódico ABC (Octubre 22 de 1935)


Se apropiaron 250 mil pesos para el fomento
20 mil para el acueducto
El doctor Sergio Abadía Arango, miembro de la Cámara de Representantes, dirigió al señor Intendente el siguiente telegrama.
Bogotá, octubre 19 de 1935. Intendente – Quibdó – incluidas auxilio nacional doscientos cincuenta mil pesos. Acueducto de Quibdó, veinte mil.
Sergio Abadía Arango
Esta noticia será recibida, sin duda alguna, con gran alborozo por los chocoanos. Este auxilio de doscientos cincuenta mil pesos procede de la ley novena de mil novecientos veinticuatro, que se reformó en el año de 1927, a través del artículo séptimo de la ley 60 del quince de noviembre.
De 1923 a 1927 fueron $250.000 la suma que ha logrado el doctor Abadía Arango en cumplimiento de esas leyes. En parte, a virtud del artículo ya establecido de la ley sesenta y nueve de novecientos veintisiete que después que sus auxilios XX quinientos mil pesos, que se enviaron quinientos noventa y ocho mil pesos.
Por esta razón ya en 1928 no llegó el auxilio a $215.000, y $250.000 de 1930. A partir de ese año, el auxilio mensual fue en descenso, hasta este año en que apenas llegó a los cien mil pesos.
La partida para el acueducto ha sido elevada, según informa el doctor Sergio Abadía Arango, a $20.000 contra $5.000 que tuvo el año pasado y es una base más que suficiente para que la junta del acueducto de Quibdó pueda obtener la financiación de esta importantísima obra.
El doctor Abadía Arango es miembro de la comisión del presupuesto de la Cámara, y ha demostrado su interés por los asuntos del Chocó en esa comisión como queda expuesto.

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