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En el Chocó la ley es solo para “los de ruana”

Luis Alberto Trujillo Vásquez

Para con­v i v i r , necesita­mos nor­mas y re­glas que in­diquen lo que está permitido, que garanti­cen el respe­to a los dere­chos y libertades de todos por igual. Las leyes son obligato­rias para todos.

Pero en nuestro Chocó del al­ma, el conjunto de estos princi­pios, es aplicable solo para “los de ruana”, como dice un adagio sabio y popular, De ahí que en las audiencias judiciales no siempre prevalece la verdad. En muchas ocasiones el culpable queda libre, para vergüenza de una sociedad, para la que todo es bueno. Esto se repite una y otra vez y en “residencias” Anayancy no están todos los que tienen que pagar.

Creíamos muy equivocada­mente que los conocimientos impartidos por nuestra univer­sidad harían que nuestros estu­diantes, sobre todo los de de Derecho, diferenciaran el bien y el mal.

Si bien es cierto que hay mu­chas conciencias sanas, son co­mo invitados de piedra, pues dejan que trascurra lo bueno y la malo, sin crear la menor dife­rencia.

En estas condiciones es sano preguntarnos: ¿Para dónde va­mos? ¿Qué marca nuestra brú­jula? ¿Qué se avizora para el fu­turo?

Pero todo queda en prome­sas, especialmente en época electoral. Como dijo el Divino Maestro, “quien esté libre de pecado que tire la primera pie­dra”.

Cuando éramos Intendencia a veces se nombraban hombres ilustres, reconocidos nacional­mente, pero lo que hace que so­mos Departamento se nos olvi­dó que donde se saca y luego no se repone, siempre quedará un saldo negativo. No importa el color político a que las personas se acojan, los resultados, con pocas excepciones, son los mis­mos. Solo nos acostumbramos a comer y a dormir, y nada más.

La hidroeléctrica de la Vuelta abastecía el San Juan y a las dragas de la Chocó Pacifico. ¿Y cómo está hoy? Esta hidroeléc­trica suministró energía por mucho por mucho tiempo, has­ta que fue abandonada y banali­zada, el trincho se cayó y el abandono es total. Hoy depen­demos de las hidroeléctricas de los departamentos vecinos “y pare de contar”. Amigo lector, con la mano sobre el corazón, ¿usted qué opina o cómo ve la aplicación de las leyes en el Chocó?

 

Usted mismo puede darse la respuesta.

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