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Trino sampachero

A pesar de los altos niveles de inse­guridad social en la capital chocoana y sin querer decir que fue una maravilla el desa­rrollo de fiestas patro­nales, hay que anotar que disminuyeron los brotes de violencia en los populares bundes. Solo dos incidentes desafortunadamente cobraron la vida de dos jóvenes, cuando en realidad esto no debió suceder ya que espacios como es­tos solo deben ser para el disfrute, ale­gría y contemplación de la belleza de nuestras tradiciones.

Las festividades franciscanas conti­núan debiéndole al pueblo quibdoseño la apertura de nuevos espacios artísticos y culturales, donde los que no asistan a las comparsas, bundes y verbenas en­cuentren distracción en otro tipo de ofertas agradables, que no sea el trago y la amanecida en los andenes.

 

Hay que resaltar el esfuerzo de las en­tidades oficiales y privadas en el desfile de apertura de las fiestas por ese derro­che de belleza y alegría durante el reco­rrido. Solo hubo uno o dos lunares que deslucieron este bello espectáculo.

Para mi buen gusto, las mejores com­parsas fueron la de la Normal Superior de Varones de Quibdó, la del municipio, la del Sena, la Fucla, la UTCH y una o dos más. Esta vez la Policía estuvo un poco deslucida en su atuendo ya que nos tenía acostumbrados a ese derroche de belleza y creatividad. Lo que si se les puede abonar fue el orden y coreografía de la comparsa; en términos generales faltó la preparación de coreografías que debieron lucir todas las entidades parti­cipantes. En esto tiene mucho que ver la junta central que no ha sabido ponerle seriedad a este aspecto y, es más, esti­mular grandemente el esfuerzo con una mejor premiación.

En comparsas barriales cada vez es menor en número de participantes y ca­lidad estética. Y lo que más sorprende son los resultados del jurado calificador que decide descalificar al barrio Yesca­grande por la comparsa Ekovios, de Ba­rranquilla, que vino a acompañar al ba­rrio en su recorrido, considerando irre­verente y atrevido su atuendo. Con todo respeto digo que el espectáculo ofrecido al pueblo quibdoseño fue fenomenal, sobre todo rodeado de mucho arte. Se me ocurre afirmar que esto le quedó grande al jurado y al no saber qué hacer ni decir ante tanta belleza optaron por una decisión desafortunada que deja ver el atraso cultural en que nos encontra­mos. Que tal que les toque presenciar el carnaval de Barranquilla o de Río de Ja­neiro u otros carnavales del mundo. Sal­drían corriendo haciéndose las mil cru­ces. El moralismo en estas manifesta­ciones se sale de contexto dado que te­nemos que avanzar dimensionando el arte y degustando sus contenidos con una visión civilizada, sin caer en la vul­garidad y extravagancia.

Sin lugar a dudas el barrio ganador en comparsa debió ser Yesca Grande, fue monumental.

Este tipo de decisiones miden el gra­do de cultura y desarrollo de un entorno y aún más cuando el tema de las fiestas fue la mujer y esta palabra engloba un universo de belleza, arte, inteligencia con visiones de libertad desarrollo y objetividad.

Ninoska Salamandra
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