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El Chocó de Ayer

De la edición 3068 del periódico ABC (Octubre 7 de 1935)
Una gran avenida del río Andágueda produjo daños en La Vuelta
Dos casas de la vuelta fueron arrolladas por las aguas.- Estuvo a punto de perecer el gerente Mr. Barnett
LA VUELTA, 2.- Por razón de mi oficio, y por ser días de pagos, me trasladé desde Lloró a este lugar con el fin de entenderme con mis clientes. Dormí aquí el día 30, y al amanecer del primero se desató un violento aguacero que produjo la rápida creciente del río Andagueda y de sus afluentes. Esta avenida, que ha sido una de las más grandes que se hayan registrado, puso en peligro las casas de este pueblo, y las del campamento de la compañía minera Chocó – Pacífico, en el sitio donde se encuentra edificado el hospital de esa empresa.


Como de costumbre, desde temprano, el representante de la compañía, acompañado de un buen número de peones, se trasladó a la draga número 4 que trabaja en el lecho del Andágueda, con el fin de practicar la operación de lavado de los canalones de la draga, que se efectúa cada ocho días. Mientras tanto el río seguía creciendo vertiginosamente, inundando los campamentos de la empresa y del caserío, causando, como era natural, la mayor alarma.


A las once del día las aguas invaden todo y corren vertiginosas, furiosamente, amenazando destruir cuanto encontraba a su paso. Los moradores, presas del terror, se dedican al salvamento de sus familias, de sus mercancías, los comerciantes, de sus animales y trastos. La única salvación está en una pequeña eminencia que se encuentra hacia la margen izquierda del riachuelo ‘Ogotó’.


Pero el río sigue su ascenso, y las familias corren peligro al trasladarse a la eminencia ya dicha, pero al fin se ponen en salvo.
En el campamento de la Chocó-Pacífico dos casas son arrolladas por las aguas; se desploman produciendo espantoso ruido, y de una de ellas, el señor Matildo Minota y su familia, tienen que escapar ganando la orilla milagrosamente. En una dependencia de esta población, denominada ‘Rincón Bellaco’, la compañía Chocó-Pacífico, por solicitud del inspector y de algunos vecinos, había construido un puente que daba paso a los transeúntes, y fue arrastrado por la corriente, quedando interrumpido, cuando ya bajaron, el tránsito para ese lugar.


Hallábanse, como he dicho, los empleados de la compañía trabajando en el lavado de los canalones de la draga número cuatro, cuando el señor W.W. Barnett, representante de la empresa, en vista de que el campamento principal estaba amenazado, resolvió trasladarse a ellos, desde la draga, teniendo que hacer un recorrido, por el agua, de varias cuadras.


Esto ocurría a la una y media de la tarde. Se embarcan Mr. Barnett y compañeros en una canoa de grandes dimensiones, pero las olas del río desbordado son enormes y la canoa dio un vuelco, a pesar de los desesperados esfuerzos de los conductores, que, al ver también en el agua el señor Barnett, hacen todo esfuerzo por sostenerlo a flote; más al llegar a la entrada del canal artificial de la compañía, el remolino se los arrebata, y el jefe de la empresa se hunde, ante la angustia de los que pugnan por salvarlo y del inmenso público que presencia consternado este doloroso espectáculo.
Pero, ¿qué sigue? Que seguidamente el remolino revienta, como decimos aquí, y de sus aguas surgen dos brazos que agitan como implorando auxilio, y rápidamente los bogas logran darle alcance, y lo ponen a salvo.


Prácticamente en La Vuelta no hubo trabajo durante toda la tarde, debido a que todos los empleados y obreros se dedicaron a labores de salvamento.
La draga fue recostada a una orilla, para impedir que la arrastraran las enfurecidas aguas. Mientras todo esto ocurría, el contador de la empresa se preocupó por sacar algunas fotografías del río, y de las escenas que se presentaban.


Tengo conocimiento de que en el punto conocido con el nombre de Chaguatadó, en el río Atrato, hubo dos víctimas, pues aparecieron ahogadas dos muchachas.


El Atrato se salió de madre y causó grandes daños, pero los pormenores los comunicaré después.
Para continuar nuestra trasmisión de este noticiero hablado, dentro de breves instantes obsequiamos a los radioescuchas con una selección musical.
Paz, corresponsal


Muy animadas estuvieron las festividades de San Francisco
La festividad de San Francisco, Patrono de la ciudad, fue celebrada el viernes con gran pompa y regocijo por los habitantes de Quibdó, y por los vecinos de los campos, que se dieron cita aquí, para tributar el acostumbrado homenaje al santo de su especial devoción.


La junta organizadora de los festejos se dedicó, como en otras ocasiones, a preparar los puntos de su programa, y su esmero quedó satisfecho, pues el adorno del templo quedó completo, lo mismo que el de las andas.


En los distintos barrios de la ciudad, la competencia por exhibir una mayor y mejor decoración de sus calles, constituyó un éxito, pues en todas ellas hubo arcos virtuosos, y los adornos de los trayectos que había de recorrer la procesión fueron de mucho gusto, lo mismo que las comparsas y en las vísperas recorrieron las calles al son de la alegre chirimía unas veces, y otras de la banda de San Francisco, que dirige el hermano Galicia, con sumo acierto.


La ceremonia de la misa se celebró de semipontifical, habiendo actuado el Rdmo. Padre Prefecto Apostólico.


A pesar de la aglomeración de gentes, no hubo excesos alcohólicos, ni una sola falta de policía, aunque si se notó mucho entusiasmo.


En el día del sábado continuaron las fiestas, con la acostumbrada misa de unos de los barrios y la bendición de los campos.
Durante toda la novena fueron incesantes las músicas.

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