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Sobre el habla chocoana (I)

Como resultado de la influencia de las lenguas afri­canas de nuestros antepasados traídos por los esclavistas al suelo chocoa­no, el español ha­blado en el Chocó ha tenido algunas peculiaridades que llaman la atención. Estas se reflejan en diferentes niveles del idioma, a saber: en el nivel fonéti­co (es decir, en la pronunciación), en el nivel lexical (vocabulario) y en el nivel sintáctico o gramatical. Veamos algunas de ellas.

En el aspecto fonético todavía es dominante (sobre todo en las zonas rurales) la tendencia a pronunciar la D intervocálica como R. Por ejemplo, se dice nara en lugar de nada, Mere­llín por Medellín, mérico en lugar de médico. Algunos lingüistas atribuyen este fenómeno concretamente al in­flujo de ciertas lenguas bantú, en las cuales no existe el sonido “D”. A los africanos se les dificultaba pronun­ciar un sonido que no conocían. Por eso este era reemplazado por uno si­milar que tenían en su propia lengua, que era la “R”. Pero entonces resulta curioso que se presente el fenóme­no contrario, es decir, también ocu­rre que la “R” suele ser pronunciada como “D”: neveda en vez de nevera, Ampado en lugar de Amparo, quiedo en lugar de quiero. La hipótesis más aceptada es que se trata de un error conocido con el nombre de ultraco­rrección, que consiste en deformar una palabra correcta por considerarla erróneamente incorrecta, es decir, se “corrigen” errores donde no los hay.

Un fenómeno idéntico se presenta entre la R y la L, que son intercam­biadas de una manera que resulta curiosa. Cambio de L por R: algu­nas personas dicen Malta en lugar de Marta, peldón por perdón. Y, al revés, se sustituye la R por L: esparda en vez de espalda, curpa por culpa, marta en lugar de malta (la bebida). De allí la anécdota del hombre que llegó a un establecimiento atendido por una señora llamada Marta y le dice: “doña Malta, véndame una marta”.

Francisco Moreno Mosquera
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Curiosidades lingüísticas

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