Mario Serrato Valdés

Depositan 6.5 millones de dó­lares para pagar un soborno en una de las entidades finan­cieras de uno de los banqueros más ricos e informados del mundo y este y su hijo alegan que no se dieron cuenta del propósito del torcido, a pesar de que una de sus empresas se beneficiaría en un 33 % del resultado fi­nal del soborno. Quien crea una menti­rota de esas debe dirigirse con urgencia a una institución que evalúe su coefi­ciente intelectual y resignarse cuando el resultado arroje por conclusión que es un desnutrido mental sin salvación... aunque puede sobornar al evaluador pa­ra que lo eleve al nivel de los idiotas

En estas redes encontré a un grupo de ganaderos pidiéndole al gobierno autorizaciones para usar armas contra la delincuencia. Esa historia ya la conoce­mos: empiezan matando abigeos, conti­nuan con campesinos a los que les de­ben salarios y prestaciones, siguen con líderes sociales que reclaman acceso a la tierra, al rato se les unen miembros del Ejército y la Policía, entonces se fi­nancian mandando uno que otro carga­mento de cocaína a los Estados Unidos y Europa, con el tiempo destacan algunos por su crueldad, situación que obliga a su criminalización, el gobierno afecto pro­pone hacer un acuerdo con ellos, aceptan unas condiciones de entrega y reclusión y en cualquier madrugada, como sucedió el 14 de mayo de 2008, aparece en cada cel­da un gringo grandote, les toma las hue­llas digitales y se los lleva extraditados a los Estados Unidos, tras ello, un líder de ese mismo gobierno que alguna vez los apoyó, se proclama héroe de la patria. En el 18 Brumario de Luis Bonaparte, Karl Marx asegura que la Historia se repite dos veces: “Una vez como tragedia y la otra como farsa”. Pero como los ganaderos no leen.