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Cayeron dos iraníes,
‘zares’ del oro en el Chocó

La investigación avanzó con declaraciones de alias Moisés, ciudadano venezolano, que dijo que la operación se camuflaba a través de la empresa Vencol Mineral, pagando cuotas al Clan del Golfo para que permitieran los trabajos y les brin­daran seguridad, y como ampliaron sus negocios a Bolivia. Incluso, entre los capturados hay un patrullero activo de la policía que facilitaba las acciones ile­gales.

Para facilitar el negocio ilícito, se co­locó como directivos de Vencol Mineral a líderes del consejo comunitario del corregimiento San Miguel, municipio del Medio San Juan, haciéndolos figu­rar como socios de la empresa Draga­dos San Miguel S.A.S., otra de las pie­zas del entramado ilegal.

En el operativo, conocido como ‘Dra­gón 2’, también fue capturado Walter Antonio Cordero Cuadrado, propietario de un taller de maquinaria pesada en Ist­mina, señalado de ser el encargado de abastecer las dragas y los entables mine­ros.

Parte del metal se traía de Bolivia para legalizarlo como si fuese extraído en el país, para luego ser enviado a Canadá.

De manera paralela, se realizó extin­ción de dominio de 30 bienes vincula­dos a la red y obtenidos dentro de las actividades ilícitas. Estos suman treinta y cinco mil millones de pesos y están ubicados en Palmira, Medellín, Istmina y Anapoima.

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