Qu ibdó como capital de d e p a r t a mento exhibe una red de emergencias y organismos de socorro míseros, que con el concurso de la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres, UNGRD, adelanta por estos días labores de adecuación de su sede bomberil.
Quizás para muchos desprevenidos las funciones de este importante organismo solo se limita a echar agua cuando se presentan incendios estructurales, es importante aclarar que por mandato constitucional y de acuerdo a la ley 1575 de 2012 donde se establecen y regulan sus funciones, se hace perentorio la actualización, dotación, capacitación, articulación y fortalecimiento de este y demás instituciones operativas del Sistema Nacional de Gestión del Riesgo de Desastres, SNGRD, en la localidad.
Adecuar una sede sin los requerimientos básicos, sin la dotación requerida solo sería ponerle paliativos a una sociedad desprotegida que frente a emergencias de gran envergadura deben recurrir a los bomberos aeronáuticos.
¿Si esto sucede en la capital alcancen a imaginar que sucedería en las subregiones del San Juan, Baudó y demás?
Sin pretender ser juez y parte, hago un llamado preventivo a las administraciones de Quibdó y el departamento en general para realizar esfuerzos serios y concienzudos que permitan empoderar a los organismos de socorro que miden su capacidad operativa en el número de incidentes atendidos, personas, bienes rescatados, recuperados y los medios de vida protegidos.
Acciones heroicas como la búsqueda, rescate, atención de explosiones eventos matpel son realizadas por los cuerpos bomberiles en una comunidad.
Por lo que se requiere de ellos y para ellos su constante actualización y entrenamiento en la adopción e implementación de metodologías operativas como el Sistema Comando de Incidentes (SCI), necesarios en esta sociedad de dolientes pero de pocos querientes que al verse inmersa en los eventos peligrosos y dañinos, claman por la bendición divina, sin haber realizado acciones previas de prevención, mitigación y preparación para la atención de emergencias, de las que presumen saber pero que cuando se materializan se convierten en un mar de lamentaciones, con gran importante impacto en el desarrollo socio económico de la ciudad.