Una mañana del mes de enero de 1956 (hace 62 años), los habitantes de Titumate, pequeña población del Urabá chocoano, se despertaron alarmados por el ruido infernal que producía una aeronave con forma extraña.
Los lugareños, pescadores acostumbrados sólo a ver canoas rústicas, quedaron aterrados al observar un helicóptero aproximándose al pueblo.
La nave aterrizó cerca de la casa de la campesina Elvira González, quien tuvo la peor experiencia de su vida al ver cómo las tejas de su humilde vivienda volaban por los aires a causa del ventarrón generado por las aspas.
Un hombre rubio alto, de ojos azules, descendió del helicóptero acompañado de otras siete personas y se encaminó hacia la inspección de policía.
Se trataba de Leopoldo III, rey de Bélgica, un apasionado por la arqueología que había venido a Colombia en una expedición para explorar las ruinas de Santa María La Antigua del Darién.
Nicolás Arroyo, inspector del pueblo, manifiesta que los visitantes le dijeron que venían con autorización del gobierno nacional y le mostraron unos documentos cuyo texto no entendió.
Lo llevaron en helicóptero a él y a otros habitantes conocedores del lugar para realizar unas excavaciones. Les pagaron una alta suma de dinero por el acompañamiento y el trabajo de pico y pala que hicieron durante varias semanas.
Arroyo recuerda que encontraron objetos como cucharas, pedacitos de loza y fragmentos de armas.Y dice que ni él ni los demás campesinos preguntaron para qué se hacían las excavaciones ni qué harían con los objetos encontrados. “Quién iba a preguntar si nos estaban pagando un pocotón de plata”, diría años más tarde en una entrevista concedida a los medios.
En el país se especuló que durante estas excavaciones se sacaron tesoros que fueron trasladados a Europa. Por esa razón, el presidente de la república de entonces, el general Gustavo Rojas Pinilla, ordenó interrumpir la expedición. A raíz de esto se formó un lío diplomático entre Colombia y Bélgica; la embajada de ese país, respaldada por algunos investigadores, afirmó que no hubo tales tesoros.
Lo cierto es que nunca se sabrá qué tanta riqueza de valor histórico para el Chocó, Colombia y América fue extraída de Titumate.
La polémica visita de un rey belga al Chocó
Francisco Moreno Mosquera
CURIOSIDADES DEL CHOCÓ