La intervención al sistema de educación departamental se dio como respuesta a la ineficiencia y el desgreño que invadió el sector en los años previos a este proceso.
Era una decisión “cantada”, que se demoró bastante, debido a que con la expedición de la ley 715 del 2001, la gobernación del Chocó debía acometer urgentes tareas.
La definición de perfiles y la entrega de la respectiva carga académica era una vergüenza.
Había, por ejemplo, licenciados en química dictando asignaturas sociales o de educación física. Las ciudades de Quibdó, Istmina y otras estaban saturadas de docentes. Algunos eran trasladados de “boca”, es decir, sin ningún acto jurídico.
Según el Ministerio de Educación, no se sabía cuántos maestros tenía la planta del Chocó. Se dice que muchos docentes que por diversos motivos no laboraban en el departamento, sí aparecían devengando.
Se embargaban las cuentas de pagos de la nómina, a veces con documentos espurios. Parece que en los juzgados todavía hay un rezago de esta situación.
La calidad era pésima, siempre ocupábamos los últimos lugares y la cobertura era insuficiente, es decir, muchos niños y niñas estaban por fuera del sistema educativo, por lo que la tasa de analfabetismo aumentó en forma significativa.
Los gobiernos departamentales de turno después de la expedición de la ley 715, le dieron “melo” a enfrentar esta situación. Cuando llegaban las visitas de funcionarios del Ministerio de Educación, los que debían rendir la información se “perdían” de las oficinas o asumían compromisos de enviar la información, que nunca era reportada.
El Ministerio se cansó de esta “mamadera de gallo” y procedió a decretar la intervención, que no fue un castigo para muchos sino una oportunidad para “colonizar” y buscar votos, ya que dependíamos de políticos del Valle del Cauca.
Fuimos invadidos de personal de ese departamento, con el argumento de la ineficiencia y corrupción del Chocó.
Según los reportes, a partir del 2018 se inicia el proceso de devolución del sector educativo y la gran incógnita es si aprendimos la lección o estaremos pronto a repetir la misma historia.
Esperamos que el Comité Cívico y las otras fuerzas de la sociedad civil estén vigilantes para mantener por fuera de la politiquería regional a este importante sector.