Un nuevo filosofo nace en Quibdó, se trata de Daniel, un joven estudiante del Colegio La Normal superior, quien con su inocencia desafía una sociedad enferma y se atreve de decir que “La patanería es un arte”.

Este joven se dio a conocer a través de varios videos en las redes sociales, donde insulta a una de sus compañeras y es aplaudido no solo en su salón de clases sino que este ya es como dicen en Quibdó “famoso”, y se está convirtiendo en un ejemplo para muchos jóvenes que en medio de las dificultades que padecen en sus familias, el conflicto que viven sus barrios y la falta de acompañamiento en valores están encontrando en esta frase el reflejo de una sociedad que los ignora, pues más de uno de los que lo aplauden no conocen sus problemas.

¿Será que este joven lo que quiere es llamar la atención para que lo ayuden?

Daniel encontró en las redes sociales una descarga de emociones y un público perfecto para lo que él ha definido como “la patanería es un arte”, con sus ocurrencias y groserías ha cautivando una audiencia de esta sociedad enferma, que si analizamos a fondo este niño podría tener sentido en definirnos como tal pues somos una sociedad que también carece de educación, valores y ética.

Esta actitud no es culpa solo de Daniel. También es de nosotros que como sociedad la aplaudimos y la consentimos.

Daniel demuestra que tiene toda la razón en definir la patanería como un arte pues compórtate mal y esta sociedad te aplaudirá y te felicitará y ahí es donde estamos fallando y enviamos un mal mensaje a esta nueva generación. Esta no es la sociedad que necesitamos formar pues ese niño necesita ayuda y según estudios sociales es posible que es lo que está esperando de nosotros como ciudadanos.

Pero terminamos replicando esta clase de actos y nos comportamos como una sociedad sin educación, sin valores y sobre todo sin autoestima.

Si no cambiamos esta actitud y ayudamos a muchos Danieles que se están formando en dicha sociedad vamos a seguir fracasando, pues son estos los jóvenes que nos representarán en el día de mañana y que esperamos sean ellos los que nos ayuden a solucionar los grandes retos que tenemos en nuestro departamento y que sentimos como sociedad.

La patanería y la vulgaridad no puede y nunca será un arte. Sin embargo esta aberración es sinónimo de que en algo estamos fallando como sociedad y que el único camino que nos queda es la educación, el rescate de los valores y el acompañamiento familiar.

Trabajemos juntos para que estos jóvenes sean verdaderos ejemplos de vida, donde vean una oportunidad desde los talentos e inteligencia que poseen, donde no conviertan esta clase de acciones en una nueva cultura, porque cómo vamos estamos muy mal como sociedad y no podremos devolvernos en este camino que hoy decidimos aplaudir; así no se construyen sociedades inteligentes y desarrollo.

Reflexionemos. Tu vida me importa. La educación es el camino.