A menos de un año de haber sido instalado el servicio de gas domiciliario en Quibdó hemos padecido cinco o más suspensiones en el servicios, y lo que es peor sin previo aviso en la mayoría de los casos. Claro que estas situaciones no son nuevas ya que en esta tierra de nadie todo quien quiere viene y hace de las suyas. Llegan, se cargan de plata y luego se van hasta siempre.
Da la impresión que estos señores instalaron el servicio sin contar con la infraestructura necesaria para poderlo brindar. En los días del Paro Cívico se lo llevaron por unos buenos días, otra veces por 12 o 24 horas, con el cierre de las carretera por los indígenas se dijo que era por este motivo que se suspendía, pero a los cuatro días se levantó el paro y la suspensión del servicio continuó por cincuenta y seis horas más. Se restableció por tres días nuevamente y hace ya 48 horas o más que no contamos con el servicio, es decir, hoy 14 de noviembre a las ocho de la mañana aún no recibimos el servicio.
Considero que una empresa de este tipo debe contar con unos buenos depósitos de almacenamiento que les permita sortear cualquier crisis siguiera por un mes. ¿Cómo así que se suspende desde antes del inicio cualquier hecho y solo se restablece tres días después de terminado el problema?
Los organismos de control local deben estar pendientes y muy alertas de estas anomalías, por lo que desde un comienzo se debe establecer quienes y como pueden ofertar estos servicios, es a un pueblo que se está engañando y esto sin contar el sobrecosto de los cobros que se hace a la comunidad.
En este orden de ideas estábamos mejor con las pipetas, con esas no tendríamos suspensiones, ni cortes y menos incrementos injustos en los cobros.
A todas estas parece que nadie se siente afectado, estamos y continuamos acostumbrados a aceptarlo todo, nadie protesta, todo se toma de manera normal.
Como usuaria del servicio insto a los medios y autoridades competentes para que se revise este tema y se de un parte de tranquilidad que garantice el goce de un buen servicio.
Vamos de mal en peor, las empresas prestadoras de servicio mal y las administraciones locales peor. ¿A dónde vamos a llegar?
¿Será que los organizadores del Paro Cívico por la Dignidad y Salvación del Chocó también tendrán que ocuparse de estos aspectos?