Los designios del Señor son inapelables, incomprendidos y repentinos. A veces nos resistimos a aceptarlos, pero ante esta realidad solo nos queda la resignación y la oración, agradeciéndo al Creador los años que nos ha dado en este valle de lágrimas.
Muchos de mis compañeros conocidos en las actividades universitaria han fallecido en este último año, algunos aquejados de enfermedades, que llevaron con estoicismo hasta el fatal desenlace. Se fueron de esta vida -entre otros- Wilson Moreno, Marcial Córdoba, Jorge Eliécer Albornoz (País), Germán Ibargüen (Panamá) y últimamente Alicia Ríos Hurtado.
Se fueron sin que pudiera despedirme de ellos. Habíamos compartido momentos de alegría y en muchas oportunidades intercambiábamos opiniones sobre el devenir de la institución y de nuestra querida tierra, amaban la Universidad y entregaron su talento al servicio de las nuevas generaciones, donde espero que pronto germine la nueva semilla para que asuman el liderazgo por un Chocó mejor.
Con Alicia Ríos me unió una gran amistad. Compartíamos una misma visión de la importancia de la educación para el desarrollo del Chocó. Era una mujer muy inteligente y el devenir le tenía preparado un camino para continuar el servicio a nuestra comunidad, su pronta partida nos deja desolados y tristes.
Para su esposo José Roberto, e hijas, el abrazo de solidaridad y el mejor homenaje a su memoria es luchar para continuar con la tarea que venía desarrollando, en la formación de muchos jóvenes que tienen un gran talento, pero carecen de recursos económicos para adelantar estudios del nivel superior.
Pero ante la repentina partida de estos compañeros es importante estar preparados todos los días, para el encuentro con el creador y que en un instante nos puede cambiar la vida. Sin embargo, debemos adoptar cambios en nuestro estilo de vida, como es la prevención desde el punto de vista de la medicina, ya que no estamos exentos de cualquier anomalía genética.
Con la crisis en el sistema de salud del país y el mayor impacto en el Chocó, ha disparado los índices de morbi-mortalidad, sin que desde las esferas estatales aparezcan las acciones para remediar esta situación, lo que posiblemente se asocia con el impacto del cambio climático y la destrucción de los ecosistemas, que parece aceleran las modificaciones en el perfil epidemiológico del departamento.