La historia de este destacado artista chocoano de nombre extraño es prácticamente desconocida en el Chocó. Huyendo del Holocausto de la Segunda Guerra Mundial, los esposos judíos Frank Vurkovitski y Betsabé Dha se refugiaron en Colombia y finalmente vinieron a establecerse en Riosucio (Chocó). En 1952 nace en este municipio, a orillas del Atrato, Ricietl Vurkovitsky Dha.

Su madre, quien era artista, le enseñó a esculpir en barro mojado por la lluvia toda clase de figuras zoomorfas y antropomorfas; de esa manera se fue desarrollando la habilidad del niño en la escultura. Ricietl vivió en su natal Riosucio hasta la edad de siete años, cuando pierde a sus padres en un fatal accidente aéreo; entonces hubo de ser trasladado al interior del país.

Vurkovitsky se consolidó como un prodigioso escultor y sus creaciones empezaron a ser conocidas en grandes galerías de arte en Colombia y otros países, incluyendo los museos de Ciudad del Vaticano y de la Corte Imperial del Japón. Hoy en día sus obras se encuentran en colecciones de España, Francia, Italia, Holanda, Noruega, Inglaterra, Alemania, Irán, Egipto, Arabia, Israel, Estados Unidos, Argentina, Venezuela y Colombia. Vurkovitsky es un artista tan cotizado que algunas de sus obras se han vendido por sumas superiores a los mil millones de pesos.

Fue precisamente una de sus esculturas, llamada “El Mundo”, la causante de un lío judicial en que se vio envuelto el escritor Gustavo Álvarez Gardeazábal, cuando era gobernador del Valle, y que terminó llevándolo a la cárcel. Informa la prensa de la época que Álvarez Gardeazábal, acusado de enriquecimiento ilícito al encontrarse en su poder un cheque por siete millones de pesos, girado a su nombre por el narcotraficante Miguel Rodríguez Orejuela, intentó justificar dichos dineros argumentando que éstos eran producto de la venta de la mencionada obra de arte, que supuestamente había adquirido años atrás.

Pero, al ser confrontado, el escritor no pudo hacer una descripción de la escultura. Y en cuanto al precio de la supuesta venta, lo que el escritor ignoraba era que dicha obra artística en ese momento (1992) estaba cotizada en alrededor de 900 millones de pesos. Por eso terminó en prisión. En un análisis jocoso de la situación, un periodista hizo el siguiente comentario: “Si el escultor chocoano Ricietl Vurkovitski Dha hubiese designado como promotor de sus ventas a Gustavo Alvarez Gardeazábal, quizá habría sufrido un rotundo fracaso”.