top of page

La sociedad ha cambiado sus comportamientos a raíz del Internet y el avance tecnológico, con los teléfonos celulares, equipos de cómputo y juegos cada vez más sofisticados, que interrelaciona a los habitantes del mundo con una inmediatez impresionante.


La tendencia a lograr una vida sencilla, fácil, ágil, buscando con la tecnología el menor esfuerzo hasta de movilidad y bienvenida sea, hasta cuando nos han vuelto perezosos facilistas, nos exige el mínimo movimiento. Antes íbamos a hacer la compra al supermercado, a la tienda, hoy nos traen todo a donde queramos.


Cada día nos “virtualizamos” más y nos separamos también de las relaciones interpersonales. Se diseñan esos “memes” o caricaturas donde se muestra la actual realidad de ver a la familia alrededor de un comedor o una sala y cada uno de los integrantes pegado al celular, interactuando quizá entre ellos mismos o cada uno por su lado, está demostrando que por más cerca que se encuentre, se está alejando más de la realidad.


La inactividad social a la que llegamos y el apego a la virtualidad por causa de las redes “sociales”, llámese WhatsApp, Instagram, Twitter, Facebook es impresionante.


La realidad hoy se confunde con esa virtualidad, que se han fusionado y se denomina la realidad virtual lo que termina siendo indiferente la una de la otra. La mente y el cuerpo se adaptan ante nuestra tendencia; si analiza las manos de un abuelo o persona que no utilice celular y otra persona que permanece chateando o utilizando el teléfono portátil se ve la diferencia porque sus dedos deben acomodarse y ajustarse a la necesidad de facilitar la escritura, por ejemplo.
Es tal el cambio súper rápido de la sociedad ayudado con la tecnología que se ve el avance en el diseño de los robot, hasta ver hoy compañeras sexuales inflables, porque como que se pierde la esencia de la persona real. ¿Será que las máquinas nos reemplazarán en el tiempo?


Y dentro de este intríngulis tecnológico y el comportamiento humano se está dando una tendencia muy acentuada y a eso quiero enfocar este espacio: la virtualidad sexual. La soledad de los muchachos, hoy pegados a esas máquinas, a las que nosotros los papás creemos que les estamos haciendo el mejor regalo con la mejor tecnología, cuando estamos es haciéndoles el peor mal. Los estamos desconectando de la realidad, de los libros, del diálogo personalizado, de mirarnos a la cara y a los ojos, de escucharnos directamente, les estamos volviendo perezosos, facilistas.


Pero lo peor, es que las redes sociales los están volviendo adictos. Adictos al computador portátil, al teléfono portátil, que finalmente se convierte en el acompañante hasta para ir al baño.


Esa adicción llega también al sexo, al porno. El ingresar a YouTube y bajar videos sin límites en cantidades y temas es impresionante. Y est@s muchac@s (para entrar en moda con la @) pueden obtener lo que quieran, sin restricción y ahí entonces se conectan con grupos especializados no solo en pornografía, sino en relaciones sexuales virtuales. Los padres se acuestan a dormir y l@s muchach@s en su habitación se conectan y tienen “relaciones sexuales” y hacen “bacanales”. El tratamiento de esta enfermedad adictiva, como todos esos tratamientos son muy costosos. La prevención revisando de vez en cuando su equipo, la vigilancia, el seguimiento, el diálogo, son los mejores tratamientos y más económicos. No se imaginan el sufrimiento que genera cuando se encuentra con este problema.

La vida virtual

José María Daza Sánchez
Copyright © 2017 Choco7dias.com
Cra. 3 No. 26-43, Teléfono No. 6719122. Quibdó (Chocó)
Colombia

 
bottom of page