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Editorial

Enseñanza de la Historia del Chocó

En febrero de 2015 el profesor Néstor Emilio Mosquera Perea publicó su libro

Nueva Historia del Chocó, conflicto y resistencia 1510- 1900, una obra que condensa cuatro siglos de historia del Chocó, tres siglos del período colonial y el siglo XIX. Se trata de una obra esencial para conocer el Chocó, su forma­ción, sus opresores y sus luchadores. Una obra que hace un aporte enorme contra la política oficial de desaparecer la his­toria nacional de la memoria colectiva.

Urge respaldar y difundir este y otros valiosos esfuerzos en los distintos niveles del sector educativo como parte de la defensa de la cultura y el patrimonio regional y nacional.

El papel que jugaron Martín Fernández de Enciso y Vasco Núñez de Balboa en Santa María la Antigua del Darién, las contradicciones con Pedrarias Dá­vila, la expedición al “Mar del Sur” son hechos desconocidos por la ju­ventud chocoana.

Lo mismo se puede predicar so­bre la ignorancia general de la po­blación chocoana en relación a las características antagónicas entre la colonización española y la inglesa en territorio americano, la cacería y transporte de esclavos de África, Pascual de Andagoya, Francisco Pizarro, las expediciones desde Popayán, Anser­ma y Santa Fe de Antioquia, la creación de caseríos efíme­ros, el exterminio indígena, la estructura particular del poder español en la región, su cerramiento comercial, los entables mineros, las rebeliones indígenas y de esclavos, el impacto de la Revolución Comunera, los mártires de la lucha por la Independencia de España, etc.

Ni qué decir sobre el papel revolucionario de César Conto y su lucha contra la nefasta “regeneración” nuñista, las tro­pelías de la multinacional minera Chocó Pacífico, el debate de Diego Luis Córdoba contra el tratado comercial con Es­tados Unidos.

Esta ignorancia histórica se profundizó hace más de tres décadas cuando el gobierno nacional, ejecutando los planes del BID y el Banco Mundial, eliminó la cátedra de historia de los colegios y creó la difusa “área de sociales”, aplicando la funesta teoría de estándares y competencias, hija directa del constructivismo.

 

El expresidente de la Academia Colombiana de Historia, Enrique Gaviria, afirma que “con la eliminación de la cáte­dra de historia en los colegios se ha ido perdiendo la identi­dad, y los estudiantes no conocen su pasado” y agrega que “un pueblo que no conoce su historia está condenado a repe­tirla”.

Álvaro Tirado Mejía dice: “Las sociedades que no tienen conciencia de lo que son tienen el riesgo de diluirse”. Marco Palacio califica de “error patético y garrafal” haber sacado del pénsum de los colegios la historia y Jorge Orlando Melo dice que, inevitablemente, “hay que conocer el pasado para entender el presente”.

 

En la primera mitad del siglo XX, como parte de la lucha por la departamentalización, brotó un movimiento en pro de la historia del Chocó, hasta ese momento invisibilizada en el contexto nacional.

Solo por recordar algunos aportes, en 1924 Francisco Cór­doba publicó Nociones de Geografía e Historia del Chocó. En 1927 el mé­dico Heliodoro Rodríguez dio a co­nocer la Monografía del Chocó. En 1943 Sergio Abadía Arango impulsó la Geografía Económica del Chocó. Luego vinieron los deslumbrantes es­critos de Rogerio Velásquez Murillo, todos ellos abriendo caminos a nue­vos aspectos históricos.

Muchos mayores fueron beneficiarios de ese impulso pro­gresista por aprehender la historia del Chocó, entrelazada desde su origen con la historia del resto de Colombia, como soporte básico de identidad, diferenciación y diversidad, de amor por lo propio, de verdadero y profundo patriotismo, como referente con la situación actual y la proyección hacia el futuro.

Pero eso se perdió y hoy el Chocó es tierra del olvido en todos los órdenes, empezando por el conocimiento históri­co. En estos días de neoliberalismo, el Chocó sufre de amne­sia histórica, no sabe de dónde viene, no conoce donde está parado ni mucho menos para donde va.

Se requiere que los colegios, en el marco de su autonomía educativa, separen la enseñanza de la historia y la geografía, extenderlas hasta los grados décimo y undécimo; tomar co­mo punto de partida una perspectiva científica de la historia regional y nacional y su bicentenaria lucha por la soberanía nacional, para llegar a la universal.

Siguiendo el ejemplo y aprovechando libros como el del profesor Néstor Emilio, queda en manos de los directivos de las instituciones educativas librar la batalla por revivir y pro­fundizar la asignatura de Historia del Chocó.

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