La carretera
Javier Álvarez Viñuela
En la década del 60 (¿?) el gobierno nacional, a través del Ministerio de Obras Públicas hizo presencia en Bahía Solano al diseñar y construir la única carretera que tiene el municipio, Ciudad Mutis-El Valle, de 18 kilómetros. Al frente de dicha obra estuvieron el ingeniero García Téllez, el operario Santiago Serna y Raimundo Gómez (Chinche), hoy un hijo adoptivo de Bahía Solano, quien desde joven dejó su lejana Leticia.
El trazo se proyectó hasta muy cerca a la ensenada de Utría, cuando aún no se había declarado Parque Nacional Natural, tanto así que, la maquinaria con la que se abrió “la carretera de la ensenada”, y que hoy se convirtió en su camino o sendero ecológico fue cruzada en balsas por el río Valle. Mientras estuvo (la maquinaria) en ese sector, el campamento que se instaló lo celaba un señor que en vida se llamó Carmen Urrutia.
Hicieron parte de la entonces Red Nacional Básica de Carreteras, aquellos pocos kilómetros que se destaparon en Bahía Solano. A cualquier escala que dibujara el mapa político de Colombia, en sus convenciones aparecía pavimentada su carretera. Sin embargo, fue una información falsa que se incluyó en la cartografía, porque solo a partir del año 2006 se empezaron a pavimentar en concreto rígido los primeros 4 kilómetros.
Mucho antes de la pavimentación -que se ha hecho por fases o tramos-, la carretera provocó las peores tragedias y accidentes de tránsito. Si no el primero, lo vivió mi propia familia: bastó que el gobierno nacional autorizara el tráfico de carros particulares por esa vía, para que el Willys en el que nos transportábamos quedara volcado y con las llantas hacia arriba, estando mi hermano y yo en el vientre de mi madre con apenas siete meses de gestación, me contaron mis padres. Las experiencias que ahora cuento de la carretera serán de las que participé de mis propios acontecimientos en ella: sigue siendo una vía terciaria para la cual la administración municipal de Bahía Solano no reclama acciones concretas de mantenimiento ni adecuaciones del tramo que aun continúa en pésimo estado, y que no deja de ser un problema que genera riesgos para quienes se sirven de la trocha en que se convierten los restantes seis kilómetros.
Por eso, mientras la responsabilidad sobre el mantenimiento de la referida vía dependa de la gobernación del Chocó, los directos perjudicados por el caos permanente en que se encuentra el trayecto, soslayarán al centralismo departamental que solo ha justificado el derroche de dinero que le invirtió, pero que se fue por las alcantarillas de la corrupción de los contratistas que simularon jugosos contratos para empalar y encunetar un remedo de carretera.
Solamente voy a referir dos antecedentes de liderazgo que se registraron en el departamento del Chocó, y que sirvan de ejemplo para que la ciudadanía o las fuerzas vivas u organizadas de Bahía Solano los tengan en cuenta, para protestar por el eterno mal estado de la carretera que de Ciudad Mutis conduce al corregimiento de El Valle: el Paro Cívico por la Dignidad del Chocó y la toma que hicieron los habitantes de El Valle para lograr la construcción de la Hidroeléctrica de Mutatá.