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Es mejor prevenir que lamentar

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John Arley Palacios Moreno

A propó­sito del editorial de la edición anterior de este sema­nario Cho­có 7 días, en referen­cia a la si­tuación de emergencia desencadenada en los munici­pios de Nóvita y Sipí, donde por acción de las recurrentes y fuertes lluvias se suscitaron eventos por inundaciones, des­borde de ríos y quebradas que afectaron con severidad los me­dios de vida, subsistencia y pro­ducción de la población.

Si bien las lluvias obedecen a fenómenos propios de la diná­mica de la naturaleza, son las condiciones de vulnerabilidad y exposición de los elementos so­cio naturales las que los confi­guran como factor amenazante, generador de escenarios de riesgos que son mitigables, que en su concreción pudieron ser prevenidos, atenuados o reduci­dos en sus efectos.

Todo ello porque se tiene cla­ridad y conocimiento de la di­námica y régimen de precipita­ciones que ostenta el departa­mento del Chocó y que de acuerdo con la llegada de la se­gunda temporada de lluvias podría verse seriamente afecta­do.

La planeación adecuada del desarrollo sugiere la incorpora­ción de la gestión de riesgos co­mo elemento fundamental, si­ne qua non para el desarrollo de obras civiles y proyectos de in­versión.

La materialización de los riesgos constituyen un fracaso evidente en la planificación que se ve transgredida permanente­mente por la falta de conciencia de los tomadores de decisiones que no han logrado comprender que los desastres retrasan el de­sarrollo y que por cada diez pe­sos que se invierten en conoci­miento y reducción del riesgo se ahorran millones en la aten­ción a los damnificados.

Si el fenómeno de inundacio­nes anualmente viene golpean­do a las comunidades, ¿por qué no tomar acciones correctivas y prospectivas que garanticen la no repetición y/o configuración de nuevos escenarios de riesgo?

Hoy las comunidades siguen expuestas a la materialización del riesgo y las autoridades lo­cales y departamentales no sa­ben que acciones emprender en esta situación que rebasa sus capacidades y que a pesar de la intervención del nivel nacional, sus actuaciones en terreno no han permitido empoderar a las comunidades en la manera en que deben enfrentar las emer­gencias venideras. ¿O se pre­tende esperar a la temporada de lluvias el próximo año?

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